Sí, sé que parece el título de un capítulo de la exitosa
serie The Big Bang Theory, pero no lo es. Confieso que me agrada la dichosa
serie, no al grado de ser fanático ni de no perdérmela, pero me agrada. Tal vez
por esas cosas que los productores hacen para que le agrade a uno.
La alternativa BYOB es acerca de algo que sucede todos los
días en muchas partes del mundo.
Pero antes de exponerla, cuento una historia reciente
personal. Un amigo me explicaba hace días lo difícil que le estaba resultando
encontrar trabajo, a pesar de sus tres carreras universitarias y sus numerosos
estudios de posgrado.
En mi, no siempre inocuo, afán por dar información que nadie
pide, le mencioné
, con ganas de ayudarle, que el trabajo se estaba terminando
en el mundo, que era un animal en extinción, que no era una situación temporal
sino permanente. Que si analizaba las tendencias claras de la evolución de la
humanidad, entre un aumento sostenido de la productividad, una disminución
sistemática de los costes indirectos de casi cualquier cosa y un incremento
constante y exponencial de la tecnología suplantadora de humanos era casi
inevitable la eliminación gradual, constante y sistemática de lo que algún día
conocimos como “puesto de trabajo”.
Después de destrozar definitivamente la poca esperanza que
mi amigo guardaba y sumirlo en una depresión profunda, traté de regresarlo a la
senda del optimismo mencionándole que todo esto no importaba, que nunca habían
existido tantas herramientas ni condiciones para que cualquier persona
desarrollase su propio negocio personal, su propia oferta de valor al mundo,
etc. Le dije que trabajar para otra persona o empresa, lo que es lo mismo, era
una condición infravalorada de lo que un ser humano puede hacer, y más cosas que
no recuerdo, pero creo que, de todas formas, no escuchó ya ninguna de ellas. Lo
había hipnotizado totalmente pues estaba más ido que los depósitos de los
bancos de Chipre.
Y es aquí donde entra la, espero que ya famosa, alternativa
BYOB.
Como está de moda el inglés, usé las iniciales de la frase
“Be Your Own Boss” para crear la palabra o acrónimo BYOB, aunque bien pude
haber utilizado el Mandarín que también está de moda (daba un nombre
impronunciable).
Sé tu propio Jefe, esta es la respuesta a la falta de empleo
que, ojalá y me equivoque, es irreversible en la sociedad moderna. Y gracias a
Dios.
Pero ser tu propio jefe o, de otra forma dicho, ser un
emprendedor no es fácil hoy en día. De hecho no ha sido fácil nunca. Pero hoy
menos que nunca, te escucho decir. Tal vez, no sé. Sólo tengo 50 años y no
puedo hablar por periodos anteriores a esa fecha.
Sí, ya sé. Para emprender con éxito hay que tener una idea
única, innovadora. Si no, como no hay nada nuevo que inventar, tener éxito es
imposible. Hay mucha competencia de todo lo que se te ocurra y, además, hace
falta mucho dinero para emprender algo exitoso.
Conozco todas las razones para seguir pensando que lo que
realmente necesita uno es un buen trabajo por lo que no deseo discutirlas. Y lo único que pretendo es introducir la, espero que ya famosa, alternativa BYOB.
¿Cómo se puede uno convertir a la, espero que ya famosa,
alternativa BYOB? La idea es la siguiente: pensar en algo como si fuese así,
aun sabiendo que no lo es. Por ejemplo, pensemos que ya no existirá el trabajo
como tal, como un puesto en una empresa. Pensemos que esa alternativa ya no
existe, que es parte del pasado. “Hijo mío, hace años, cientos de años, los
humanos trabajaban unos para otros en una unidad de organización social que se
llamaba empresa. Sé que ahora no lo puedes entender, pero era una costumbre de
la época”.
Hagamos un esfuerzo y asumamos por un momento que no
solamente no hay trabajo hoy, sino que no va a haber trabajo nunca más. Vamos,
como los discos de vinilo o los embragues de los coches. Se fueron para nunca
volver.
Si así fuera, que seguro y estoy equivocado en mi predicción
(en 1997 predije que mi divorcio iba a ser miel sobre hojuelas, así que no soy
muy bueno para predecir), si ya no hubiera más trabajo en ningún lugar de
España y el mundo, ni ahora ni en el futuro, ¿qué haría? Si fuese verdad que el
“empleo”, tal como lo conocemos hoy en día, está en extinción, ¿a qué me
dedicaría?
Con esta absurda idea en mente, trate de contestar las
siguientes preguntas.
¿Qué me gusta hacer? ¿Qué hago muy bien? Este es el punto de
partida de los emprendedores. Empezar por aquí hace que lo demás sea sólo un
trámite. Cuando hacemos lo que nos gusta lo hacemos mejor que nadie. La energía
fluye en nosotros y el tiempo parece detenerse, el trabajo nos sale de manera
natural y sin esfuerzo. Esto es excelencia en acción, en manifestación. No
hacemos un trabajo, somos el trabajo que hacemos. Difícil entender en palabras,
pero perfectamente entendible cuando lo vives.
¿Cómo podría hacer lo que me gusta hacer o aquello para lo
que soy bueno y ganar dinero? Todo puede dejarnos dinero, cualquier ocupación o
servicio representa ingresos, si sabemos cómo capitalizarlos. Las patatas
fritas pueden parecer de poco valor para la sociedad, hasta que le
preguntásemos, si estuviera vivo, a Ray Kroc, el fundador de McDonalds. Contra
lo que la gente piensa, la mayor cantidad de beneficios no la dejaban las
hamburguesas, sino los otros elementos adicionales, como las patatas, por
ejemplo.
O pregúntele a Miró, Dalí o Andy Warhol si pintar cosas
irrelevantes, absurdas o incomprensibles les iba a dejar algo de dinero.
¿Cómo poner un negocio propio o hacerme autónomo sin dinero?
“Los autónomos empiezan a pagar impuestos aún sin ganar dinero” o “No hay nada
como un empleo seguro” o “Nadie te presta dinero en estos días”. Escucho estas
afirmaciones casi todos los días. Es verdad que a veces las situaciones
fiscales son injustas a todas luces y habrá que cambiarlas, también es verdad
que un empleo es más “mediocremente seguro” y es verdad que el dinero prestado
ha estado siempre escaso o caro.
Sin embargo, otra verdad es también que muchas veces se nos
niega el crédito o la financiación porque está solicitada con estupidez. Es
como si llevase un mensaje subliminal que dijese “Si autoriza este crédito es
que usted es idiota”. Yo, que sé de comunicación, sé de sobras que en muchas
ocasiones nos parece que los demás saben lo que queremos hacer cuando el único
que realmente lo sabe soy yo. Creemos que nos han entendido a la perfección
cuando no han entendido ni jota. Esto nos lleva a la siguiente pregunta.
¿Quién puede ayudarme? En mis treinta años de experiencia he
tenido el privilegio de poder ayudar a muchas personas emprendedoras a iniciar
sus empresas con éxito, gracias a lo que he aprendido tanto de cómo funcionamos
los humanos como las empresas… “Vale Paco, ya estás vendiendo tus servicios”,
parece que le escucho mencionar casi en tono de enfado. Se lo voy a dejar claro
y en mayúsculas: NO ESTOY VENDIENDO MIS SERVICIOS.
Lo que le estoy vendiendo es que necesita ayuda profesional
y que esta ayuda se puede dar de muchas formas, algunas sin coste por cierto.
Es verdad que con mis casi 30 años de experiencia poseo exactamente la
información que le permitiría desarrollar su negocio propio en cualquier sector
y hacerlo tan bien, que alcanzaría crecimientos sostenidos en varios años. Es
verdad que tengo información tan exclusiva que poca gente conoce y que he
logrado unir, no solamente la vanguardia de la administración de empresas, sino
la vanguardia del desarrollo personal, lo que hace mi servicio único. Es verdad
que conozco los secretos del éxito, porque los he estado estudiando los últimos
30 años de mi vida. Pero NO ESTOY VENDIENDO MIS SERVICIOS.
¿Qué preguntas no hacerse? Sí, la cuarta pregunta es cuáles
preguntas no hacerse. No se pregunte ¿Y qué voy a hacer si fracaso? ¿Qué voy a
hacer si la economía empeora? ¿Y si nadie quiere comprar lo que yo vendo?
Sólo logrará con estas preguntas entrar en pánico y ponerse
tenso y nervioso, con lo que tendrá menos opciones de aplicarse a plenitud en
el uso de todos sus recursos intelectuales y emocionales. Con ello, sus
resultados serán todo lo malos que puedan ser y estaré exactamente en un bucle
retroalimentador que se conoce comúnmente como “la profecía auto cumplida”.
Busque que sus preguntas resuelvan el misterio de cómo
lograr lo que desea y no que expliquen por qué no lo va a lograr. Una pregunta
como ¿Por qué no tuve éxito en el pasado? Puede parecer muy práctica y útil,
pero no lo es. Es una pregunta absurda que no resuelve nada del presente y que
nos da explicaciones del pasado probablemente falsísimas, porque lo más
probable es que no tengamos ni idea de qué fue lo que falló en ese entonces, si
es que falló algo.
La quinta y última pregunta que se me ocurre, ¿Qué puedo
hacer hoy mismo como primer paso hacia mi negocio nuevo? Verá, si no hacemos
algo de inmediato tendemos a perder el impulso a los pocos días, a veces horas,
o al instante en que le contamos nuestros extraordinarios planes a alguien que
nos quiere bien, o que dice que nos quiere bien.
Más rápido que una tormenta de verano, todo se desvanece
como humo sin haberse jamás materializado en nada concreto. Sin embargo, cuando
iniciamos el proceso aunque sea con una pequeña acción, puede ser comprar un
dominio o empezar a construir la web o diseñar las tarjetas de presentación,
estamos echando a andar una bola de nieve que conforme baja por la ladera de
nuestros sueños se va haciendo más y más grande.
Si no ve oportunidades a su alrededor, busque inmediatamente
un espejo porque usted es, y siempre ha sido, su mejor oportunidad. Tiene todo
lo que necesita para vivir cumpliendo sus sueños a plenitud, me crea o no. Y si
no me cree entonces ya sabe dónde está el problema: en su falta de auto
confianza.
No me malentienda. Un trabajo en una empresa es una
extraordinaria oportunidad de obtener experiencia y aprendizaje para después
independizarme. Es un paso intermedio, no un fin. ¿Ve? No es “me hago autónomo mientras
encuentro trabajo; es tengo un trabajo mientras me hago autónomo”. Que los
autónomos viven más riesgo que los empleados. Permítame que me infarte de la
risa.
Recuerdo que dos años después de independizarme por primera
vez, una gran empresa me ofreció trabajo de alto nivel y de altos ingresos, muy
superiores a los que yo hasta ese momento estaba generando. Terminé aceptando
para, poco tiempo después estar arrepentido de la estúpida decisión tomada.
Mi jefe era un asco, yo sabía más que él, él ganaba más que
yo, la política interna en la empresa me
parecía repugnante y, con frecuencia, tenía que hacer lo que me parecía
ridículo hacer pero no me quedaba más remedio. Repugnante. Y claro que no es
igual en todos los trabajos, pero yo ya había bebido de la fuente de la
alternativa BYOB y estaba infestado hasta la médula. Tampoco todas las cárceles
son iguales. Las hay más humanas, pero no dejan de ser cárceles.
Y es con estas preguntas que uno se inicia en
la, espero que ya famosa, alternativa BYOB.
Exelente historia de vida, gracias por darnos animo a los emprendedores e innovadores...Saludos
ResponderEliminarEXCELENTE PACO. HOY EN DIA EL MAYOR RIESGO ES UN EMPLEO, TE QUEDAS EN LA CALLE DE UN DIA PARA OTRO, COMO INDEPENDIENTE PUEDEN REDUCIRSE LOS INGRESOS, PERO SERA GRADUAL Y LO QUE HAY QUE HECER ES CORREGIR PARA AUMENTARLOS. NO SE DIGA QUE HAY ALGUNOS CON UN MONTON DE ESPERIENCIA ADQUIRIDA DURANTE SU VIDA EN EMPLEOS QUE CON TODO ESE VALOR EN SU HABER A LOS 50´S SIGUEN BUSCANDO TRABAJO, (que para ellos por la edad ya no hay) SIN ASIMILAR ESE PROCESO QUE MENCIONAS DE ADQUIRIR EXPERIENCIA EN EL TABAJO PARA DESPUES INDEPENDIZARTE. FELICIDADES.
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