miércoles, 15 de mayo de 2013

La alternativa BYOB


Sí, sé que parece el título de un capítulo de la exitosa serie The Big Bang Theory, pero no lo es. Confieso que me agrada la dichosa serie, no al grado de ser fanático ni de no perdérmela, pero me agrada. Tal vez por esas cosas que los productores hacen para que le agrade a uno.

La alternativa BYOB es acerca de algo que sucede todos los días en muchas partes del mundo.

Pero antes de exponerla, cuento una historia reciente personal. Un amigo me explicaba hace días lo difícil que le estaba resultando encontrar trabajo, a pesar de sus tres carreras universitarias y sus numerosos estudios de posgrado.

En mi, no siempre inocuo, afán por dar información que nadie pide, le mencioné
, con ganas de ayudarle, que el trabajo se estaba terminando en el mundo, que era un animal en extinción, que no era una situación temporal sino permanente. Que si analizaba las tendencias claras de la evolución de la humanidad, entre un aumento sostenido de la productividad, una disminución sistemática de los costes indirectos de casi cualquier cosa y un incremento constante y exponencial de la tecnología suplantadora de humanos era casi inevitable la eliminación gradual, constante y sistemática de lo que algún día conocimos como “puesto de trabajo”.

Después de destrozar definitivamente la poca esperanza que mi amigo guardaba y sumirlo en una depresión profunda, traté de regresarlo a la senda del optimismo mencionándole que todo esto no importaba, que nunca habían existido tantas herramientas ni condiciones para que cualquier persona desarrollase su propio negocio personal, su propia oferta de valor al mundo, etc. Le dije que trabajar para otra persona o empresa, lo que es lo mismo, era una condición infravalorada de lo que un ser humano puede hacer, y más cosas que no recuerdo, pero creo que, de todas formas, no escuchó ya ninguna de ellas. Lo había hipnotizado totalmente pues estaba más ido que los depósitos de los bancos de Chipre.

Y es aquí donde entra la, espero que ya famosa, alternativa BYOB.

Como está de moda el inglés, usé las iniciales de la frase “Be Your Own Boss” para crear la palabra o acrónimo BYOB, aunque bien pude haber utilizado el Mandarín que también está de moda (daba un nombre impronunciable).

Sé tu propio Jefe, esta es la respuesta a la falta de empleo que, ojalá y me equivoque, es irreversible en la sociedad moderna. Y gracias a Dios.

Pero ser tu propio jefe o, de otra forma dicho, ser un emprendedor no es fácil hoy en día. De hecho no ha sido fácil nunca. Pero hoy menos que nunca, te escucho decir. Tal vez, no sé. Sólo tengo 50 años y no puedo hablar por periodos anteriores a esa fecha.

Sí, ya sé. Para emprender con éxito hay que tener una idea única, innovadora. Si no, como no hay nada nuevo que inventar, tener éxito es imposible. Hay mucha competencia de todo lo que se te ocurra y, además, hace falta mucho dinero para emprender algo exitoso.

Conozco todas las razones para seguir pensando que lo que realmente necesita uno es un buen trabajo por lo que no deseo discutirlas. Y lo único que pretendo es introducir la, espero que ya famosa, alternativa BYOB.

¿Cómo se puede uno convertir a la, espero que ya famosa, alternativa BYOB? La idea es la siguiente: pensar en algo como si fuese así, aun sabiendo que no lo es. Por ejemplo, pensemos que ya no existirá el trabajo como tal, como un puesto en una empresa. Pensemos que esa alternativa ya no existe, que es parte del pasado. “Hijo mío, hace años, cientos de años, los humanos trabajaban unos para otros en una unidad de organización social que se llamaba empresa. Sé que ahora no lo puedes entender, pero era una costumbre de la época”.

Hagamos un esfuerzo y asumamos por un momento que no solamente no hay trabajo hoy, sino que no va a haber trabajo nunca más. Vamos, como los discos de vinilo o los embragues de los coches. Se fueron para nunca volver.

Si así fuera, que seguro y estoy equivocado en mi predicción (en 1997 predije que mi divorcio iba a ser miel sobre hojuelas, así que no soy muy bueno para predecir), si ya no hubiera más trabajo en ningún lugar de España y el mundo, ni ahora ni en el futuro, ¿qué haría? Si fuese verdad que el “empleo”, tal como lo conocemos hoy en día, está en extinción, ¿a qué me dedicaría?

Con esta absurda idea en mente, trate de contestar las siguientes preguntas.

¿Qué me gusta hacer? ¿Qué hago muy bien? Este es el punto de partida de los emprendedores. Empezar por aquí hace que lo demás sea sólo un trámite. Cuando hacemos lo que nos gusta lo hacemos mejor que nadie. La energía fluye en nosotros y el tiempo parece detenerse, el trabajo nos sale de manera natural y sin esfuerzo. Esto es excelencia en acción, en manifestación. No hacemos un trabajo, somos el trabajo que hacemos. Difícil entender en palabras, pero perfectamente entendible cuando lo vives.

¿Cómo podría hacer lo que me gusta hacer o aquello para lo que soy bueno y ganar dinero? Todo puede dejarnos dinero, cualquier ocupación o servicio representa ingresos, si sabemos cómo capitalizarlos. Las patatas fritas pueden parecer de poco valor para la sociedad, hasta que le preguntásemos, si estuviera vivo, a Ray Kroc, el fundador de McDonalds. Contra lo que la gente piensa, la mayor cantidad de beneficios no la dejaban las hamburguesas, sino los otros elementos adicionales, como las patatas, por ejemplo.

O pregúntele a Miró, Dalí o Andy Warhol si pintar cosas irrelevantes, absurdas o incomprensibles les iba a dejar algo de dinero.

¿Cómo poner un negocio propio o hacerme autónomo sin dinero? “Los autónomos empiezan a pagar impuestos aún sin ganar dinero” o “No hay nada como un empleo seguro” o “Nadie te presta dinero en estos días”. Escucho estas afirmaciones casi todos los días. Es verdad que a veces las situaciones fiscales son injustas a todas luces y habrá que cambiarlas, también es verdad que un empleo es más “mediocremente seguro” y es verdad que el dinero prestado ha estado siempre escaso o caro.

Sin embargo, otra verdad es también que muchas veces se nos niega el crédito o la financiación porque está solicitada con estupidez. Es como si llevase un mensaje subliminal que dijese “Si autoriza este crédito es que usted es idiota”. Yo, que sé de comunicación, sé de sobras que en muchas ocasiones nos parece que los demás saben lo que queremos hacer cuando el único que realmente lo sabe soy yo. Creemos que nos han entendido a la perfección cuando no han entendido ni jota. Esto nos lleva a la siguiente pregunta.

¿Quién puede ayudarme? En mis treinta años de experiencia he tenido el privilegio de poder ayudar a muchas personas emprendedoras a iniciar sus empresas con éxito, gracias a lo que he aprendido tanto de cómo funcionamos los humanos como las empresas… “Vale Paco, ya estás vendiendo tus servicios”, parece que le escucho mencionar casi en tono de enfado. Se lo voy a dejar claro y en mayúsculas: NO ESTOY VENDIENDO MIS SERVICIOS.

Lo que le estoy vendiendo es que necesita ayuda profesional y que esta ayuda se puede dar de muchas formas, algunas sin coste por cierto. Es verdad que con mis casi 30 años de experiencia poseo exactamente la información que le permitiría desarrollar su negocio propio en cualquier sector y hacerlo tan bien, que alcanzaría crecimientos sostenidos en varios años. Es verdad que tengo información tan exclusiva que poca gente conoce y que he logrado unir, no solamente la vanguardia de la administración de empresas, sino la vanguardia del desarrollo personal, lo que hace mi servicio único. Es verdad que conozco los secretos del éxito, porque los he estado estudiando los últimos 30 años de mi vida. Pero NO ESTOY VENDIENDO MIS SERVICIOS.

¿Qué preguntas no hacerse? Sí, la cuarta pregunta es cuáles preguntas no hacerse. No se pregunte ¿Y qué voy a hacer si fracaso? ¿Qué voy a hacer si la economía empeora? ¿Y si nadie quiere comprar lo que yo vendo?

Sólo logrará con estas preguntas entrar en pánico y ponerse tenso y nervioso, con lo que tendrá menos opciones de aplicarse a plenitud en el uso de todos sus recursos intelectuales y emocionales. Con ello, sus resultados serán todo lo malos que puedan ser y estaré exactamente en un bucle retroalimentador que se conoce comúnmente como “la profecía auto cumplida”.

Busque que sus preguntas resuelvan el misterio de cómo lograr lo que desea y no que expliquen por qué no lo va a lograr. Una pregunta como ¿Por qué no tuve éxito en el pasado? Puede parecer muy práctica y útil, pero no lo es. Es una pregunta absurda que no resuelve nada del presente y que nos da explicaciones del pasado probablemente falsísimas, porque lo más probable es que no tengamos ni idea de qué fue lo que falló en ese entonces, si es que falló algo.

La quinta y última pregunta que se me ocurre, ¿Qué puedo hacer hoy mismo como primer paso hacia mi negocio nuevo? Verá, si no hacemos algo de inmediato tendemos a perder el impulso a los pocos días, a veces horas, o al instante en que le contamos nuestros extraordinarios planes a alguien que nos quiere bien, o que dice que nos quiere bien.

Más rápido que una tormenta de verano, todo se desvanece como humo sin haberse jamás materializado en nada concreto. Sin embargo, cuando iniciamos el proceso aunque sea con una pequeña acción, puede ser comprar un dominio o empezar a construir la web o diseñar las tarjetas de presentación, estamos echando a andar una bola de nieve que conforme baja por la ladera de nuestros sueños se va haciendo más y más grande.

Si no ve oportunidades a su alrededor, busque inmediatamente un espejo porque usted es, y siempre ha sido, su mejor oportunidad. Tiene todo lo que necesita para vivir cumpliendo sus sueños a plenitud, me crea o no. Y si no me cree entonces ya sabe dónde está el problema: en su falta de auto confianza.

No me malentienda. Un trabajo en una empresa es una extraordinaria oportunidad de obtener experiencia y aprendizaje para después independizarme. Es un paso intermedio, no un fin. ¿Ve? No es “me hago autónomo mientras encuentro trabajo; es tengo un trabajo mientras me hago autónomo”. Que los autónomos viven más riesgo que los empleados. Permítame que me infarte de la risa.
Recuerdo que dos años después de independizarme por primera vez, una gran empresa me ofreció trabajo de alto nivel y de altos ingresos, muy superiores a los que yo hasta ese momento estaba generando. Terminé aceptando para, poco tiempo después estar arrepentido de la estúpida decisión tomada.

Mi jefe era un asco, yo sabía más que él, él ganaba más que yo, la política interna en  la empresa me parecía repugnante y, con frecuencia, tenía que hacer lo que me parecía ridículo hacer pero no me quedaba más remedio. Repugnante. Y claro que no es igual en todos los trabajos, pero yo ya había bebido de la fuente de la alternativa BYOB y estaba infestado hasta la médula. Tampoco todas las cárceles son iguales. Las hay más humanas, pero no dejan de ser cárceles.

Y es con estas preguntas que uno se inicia en la, espero que ya famosa, alternativa BYOB.

2 comentarios:

  1. Exelente historia de vida, gracias por darnos animo a los emprendedores e innovadores...Saludos

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  2. EXCELENTE PACO. HOY EN DIA EL MAYOR RIESGO ES UN EMPLEO, TE QUEDAS EN LA CALLE DE UN DIA PARA OTRO, COMO INDEPENDIENTE PUEDEN REDUCIRSE LOS INGRESOS, PERO SERA GRADUAL Y LO QUE HAY QUE HECER ES CORREGIR PARA AUMENTARLOS. NO SE DIGA QUE HAY ALGUNOS CON UN MONTON DE ESPERIENCIA ADQUIRIDA DURANTE SU VIDA EN EMPLEOS QUE CON TODO ESE VALOR EN SU HABER A LOS 50´S SIGUEN BUSCANDO TRABAJO, (que para ellos por la edad ya no hay) SIN ASIMILAR ESE PROCESO QUE MENCIONAS DE ADQUIRIR EXPERIENCIA EN EL TABAJO PARA DESPUES INDEPENDIZARTE. FELICIDADES.

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