¿Cómo te sentirías si estuvieses
jugando un juego que nunca podrás ganar, pero de alguna manera los
organizadores del juego te hacen sentir de formas muy convincentes, que si lo
sigues intentando encontrarás la victoria?
Yo no juego tenis y lo anterior
sería como pensar que existe la posibilidad de que, en un partido contra Nadal,
pudiese yo alzarme con la victoria.
“No seas negativo”, escucho a un
amigo decirme. “Siempre existe la posibilidad de un milagro”. Bueno, así lo
llamaría yo si ganase un partido contra Nadal. Es más, seguro me diría frases
como “Échale todas las ganas” o “Tú puedes” o “Sólo está derrotado el que deja
de luchar”.
Frases muy significativas que
encierran una verdad aparente, que estás en un juego
que puedes ganar. Y, ¿si
en realidad este juego no pudiera ser ganado de ninguna manera, hagas el
esfuerzo que hagas, no importa qué tan duro lo intentes? ¿De qué juego estoy
hablando?
Antes de que el nombre del juego
penetre en tus oídos y te abra los ojos, te invito a reflexionar en una idea.
La sociedad en la que vivimos, en
el plano de lo físico, está diseñada para algo que todos experimentamos de una
forma u otra: mantenernos en donde estamos. Algunos quieren pensar que se están
moviendo, pero es sólo una ilusión porque la realidad es que nos mantenemos
exactamente en el mismo lugar, sin importar cuántos años pasan.
Tal vez unas 500 o 1000 familias
poseen el mundo. No solo poseen el mundo sino también los gobiernos, los
bancos, las instituciones, todo. Si se dividiera toda la riqueza existente en
el mundo entre todos los seres humanos seríamos millonarios todos y cada uno de
nosotros. Y Rockefeller fue muy sabio cuando comentó, ante esta absurda idea de
dividirlo todo entre todos, “No importa; en unos cuantos días estará todo de
nuevo en mis manos”.
El resto vivimos en un mundo
diseñado para trabajar duro, hacer el suficiente dinero para no morir de
hambre, pagar nuestras deudas (que adquirimos para comprar cosas que el dinero
que ganamos no alcanza a comprar), pagar la renta, seguir trabajando duro,
ganar lo suficiente, etc. ¿Ya se te hace más claro el círculo en el que
estamos? Por supuesto, me refiero a la mayoría de los seres humanos.
Y todo este ciclo está diseñado
para mantener a los que ya están en el poder en su lugar, mientras ellos nos
mantienen en el nuestro. De ninguna manera estoy refiriéndome a algo parecido a
un “complot” de los ricos contra los pobres o a los “malos” contra los “buenos”.
No se trata de una visión maniqueísta de la sociedad.
No estoy siendo negativo sino
preciso.
El mundo está diseñado para
nuestro fracaso, no para nuestro éxito. Y esto, lejos de ser un problema sin solución,
es una gran oportunidad. Algunas personas en la historia de la humanidad, al
darse cuenta de esta situación, de este círculo cerrado, han sentido tal
desesperación que sólo se les ocurrió darle un cambio por la fuerza. Desataron
revoluciones, guerras contra los ricos, revueltas populares, bloqueo de calles.
Otras, más iluminadas o
evolucionadas, afortunadamente nos dejaron muestra de reacciones más dirigidas
a desarrollar todo nuestro autentico y
real poder personal. Jesús, Buda, Gandhi, nos mostraron caminos muy diferentes hacia
la salvación.
Y ahora sí, el nombre del juego
que estamos jugando y no podemos ganar es el del DINERO.
Pertenecemos a un mundo
programado para la inmovilidad. Inclusive si pones un pequeño negocio, estarás
rodeado de personas que estarán viviendo la misma escasez que tú vives y que difícilmente
darán su dinero a tu causa porque, fundamentalmente, no perciben que les sobra
sino que les falta.
Nosotros contribuimos a mantener
este mundo con nuestros programas internos, mundo que, al ser percibido con
limitaciones, nos continúa reforzando nuestros programas o patrones mentales
acerca del dinero. Nos hemos creído de manera contundente que “Hace falta
trabajar muy duro para ganar dinero” o “El dinero no crece en los árboles” o “No
soy el Banco de España o México o Alemania, yo no fabrico billetes”.
Nuestra conducta, hasta en las
personas de ideas más avanzadas, es recalcitrantemente escasa cuando guardamos
dinero para ocasiones malas, compramos en rebajas, nos atraen los descuentos,
los pagos a meses sin intereses, no damos nada ni en defensa propia, etc. Todos
estos patrones muestran claramente nuestra disfunción financiera generalizada.
Abre los ojos, y date cuenta de
que estamos en un mundo diseñado para trabajar mucho, ganar poco y pagar todos
los errores que otros cometen (un buen ejemplo lo representan todas estas
crisis bancarias de los países más avanzados del mundo y que están siendo
cobradas a los ciudadanos comunes como si fueran ellos quienes las crearon).
Pues bien, pretendo compartirte
algo radicalmente positivo con relación a lo anterior. Por supuesto, no estoy
solo en este sentido, y represento una voz cada vez más estridente en estos
tiempos de cambio. El mundo puede estar diseñado para nuestro fracaso, pero…
Nosotros estamos diseñados para
inevitablemente tener éxito.
No importa qué tan inadecuados
sean nuestros programas internos, los podemos cambiar a voluntad. El DINERO es
energía, como todo lo que nos rodea y podemos dirigir nuestra atención y
enfoque a precipitar esta energía en forma de billetes, si nos place.
Hacer dinero suficiente para
vivir plenamente en el plano de lo físico no requiere esfuerzo, lucha o
toneladas de trabajo duro. Disfrutar de todas los beneficios que la tecnología
moderna nos brinda no es inmoral no superficial ni vanidoso. El Buda de la
actualidad usa teléfono móvil, una poderosa LapTop, TV de alta definición y horno
de microondas. El Buda de hace 3000 años no los usaba porque no existían. Se
sentaba a meditar por horas porque no había un cine al que asistir para el
estreno de Harry Potter.
Se puede elevar nuestro nivel de
energía suficientemente como para disfrutar de todo lo maravilloso que ofrece
este mundo. Y la manera de hacerlo, los recursos que necesitamos para hacerlo,
no están lejos ni inalcanzables. Están aquí y ahora. Vivimos en un Universo sin límites y tú no tienes límites.
Tal vez y sólo necesitas que
alguien, no más inteligente o poderoso que tú, te muestra el camino para usar
tus recursos y diseñar tu propio mundo, porque de otra forma, sin modificar tu sentido de ti mismo, seguirás experimentando el diseño del mundo tal cual está y, no importa que tan duro trabajes, te mantendrás en el mismo lugar. Eso sí, con la percepción de que lo falso es real y de que lo real es falso
Piensa en ello.
Francisco Cáceres Senn
Informacion que me tiene con la boca abierta, intrigante pero a la vez, con una salida, la de ser como queremos ser. Gus Martinez
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