Los que me conocen saben que me gusta encontrar lecciones de vida en todo lo que nos sucede, en los más mínimos aspectos de la vida cotidiana.
El mundial de futbol no es mínimo, y sin embargo no a todo el mundo le representa un evento de importancia suprema y tal vez tengan razón. De la misma forma que para los que sí representa una experiencia extremadamente emotiva también tienen razón, porque una excusa para sentirse emocionado o inclusive feliz no se desprecia nunca.
Personalmente me alegro por la victoria de la selección española. Me deja varias lecciones de consideración.
No sabía, pero parece que los mundiales tienen 80 años de historia de participación de España en los que nunca había tenido un papel relevante. Y 80 años después logra el título más prestigioso del mundo.
Uhmmm…
Qué interesante.