viernes, 18 de junio de 2010

Cómo ser la persona más afortunada del mundo, tercera parte (y última).




4. El rasgo de carácter N°4 es, por sorprendente que parezca, huir de las disciplinas rígidas. Las personas orientadas al logro de sus tareas a cualquier precio parecen ser enemigos de la serendipia.
Personas que se precian de ser muy persistentes pueden estar confundiendo persistencia con necedad y, a menudo, pueden atascarse en terminar algo que iniciaron cuando en realidad, no existen buenas razones para terminarlo.

El punto es que a veces, nos empeñamos en seguir un camino dado para alcanzar nuestras metas y esta rigidez nos impide darnos cuenta de otros caminos u oportunidades más adecuados que se nos aparecen de frente de manera inesperada.

Wiseman condujo un experimento muy interesante en el cual
dio un periódico a una serie de sujetos y les solicitó que contasen con precisión el número de fotografías que la publicación contenía.

Todos sin excepción contaron las 43 fotografías sin error en unos cuantos minutos y a la primera. Sin embargo, todos ellos se perdieron de dos anuncios, por supuesto sin fotografías, uno que decía "Deje de contar, hay 43 fotografías en el documento" y otro que decía "Dígale al instructor que encontró este anuncio y gane $250 dólares".

En una segunda parte del experimento, los sujetos fueron solicitados de encontrar algo inusual en el mismo documento y en pocos segundos todos dieron con ambos anuncios.

Conclusión: permítase salirse de la tarea de vez en cuando. Necesitamos estar desconectados y relajados para estar atentos a las oportunidades ocultas.

Las oportunidades están realmente en todas partes y, a pesar de la opinión de los economistas modernos, abundan a nuestro alrededor y muchas veces en la forma de "problemas".

El problema, opina Todd Kashdan, psicólogo de la Universidad George Mason, es que conforme nos vamos haciendo mayores, la gran cantidad de reglas de vida que hemos creado de forma tan rígida y no cuestionada, eliminan las oportunidades de cambio todo el tiempo.

5. Desarrolla la capacidad de decir SI con más frecuencia. Para la edad de 18 años se estima que una persona normal ha escuchado la palabra NO unas 180,000 veces en su vida. Con razón es la palabra que primero aprendemos a usar para comunicarnos con los demás.

¿Qué ocurre cuando una oportunidad nos salta de frente en el camino? Si somos como la mayoría de las personas, somos inmediatamente confrontados con dos emociones: intriga y ansiedad o miedo.

Tony Robbins, el famoso experto en conducta humana, asegura que los seres humanos vamos a hacer siempre un mayor esfuerzo por proteger o no perder lo que tenemos que por ganar algo más grande.

"El miedo es nuestro mayor enemigo", le decía Don Juan a Carlos Castaneda en su también famoso libro "Las enseñanzas de Don Juan", y sin duda, una de nuestras mayores habilidades a desarrollar es convertir el miedo en poder.

Existen incontables sentimientos de arrepentimiento en la vida de las personas por decisiones que debieron de tomar frente a una oportunidad única y no tomaron. Treinta años después el arrepentimiento todavía está presente.

La persona que quiso invitar y nunca se atrevió, la oportunidad de trabajo que tuvo en el extranjero y no se atrevió a aceptar, etc.

Quizás no tenga que vender todo y largarse, pero con frecuencia evitamos ni siquiera darle una probada, ahondar más en el asunto. Las personas afortunadas son más atrevidas a probar algo nuevo. En lugar de preocuparse acerca de qué cosas pueden ir mal, piensan algo así como "Suena interesante. Me gustaría darle una probada".

La cosa es que uno nunca sabe dónde está la oportunidad, por lo tanto hay que estar siempre atentos. Me ha ocurrido que en un vuelo con compañeros de trabajo sobrevendido, de manera voluntaria acepté separarme de mis compañeros pues no había asientos juntos para todos. Yo me sacrifiqué a ir con alguien desconocido al lado por más de 6 horas de vuelo sin saber que finalmente terminaría volando en primera clase, pues fue el único asiento que me pudieron asignar.

John Olson, una persona como otra cualquiera, pasó de ser un empacador de supermercado a Presidente de múltiples compañías al aprovechar oportunidades que se le fueron presentando fortuitamente. Un ejemplo de su fortuna es un negocio de toallas fallido que compró a un vecino por $20 dólares y una caja de cervezas y que terminó siendo un negocio de varios millones de dólares.

O la bebida medicinal que un farmacéutico compró a principios del siglo XX por un dólar y que hoy es una enorme empresa refresquera de presencia mundial.

Yo sé, podemos pensar que son personas afortunadas, pero John piensa que "Si una oportunidad está disponible, usualmente la sigo. Esto me ha permitido vivir toda mi vida en una especie de mundo de fantasía sin fin".

¿Será que somos afortunados y por esos pensamos así o porque pensamos así es que somos afortunados? Yo estoy convencido de que es lo segundo.

El secreto para dominar este rasgo de carácter de los afortunados es, ante una oportunidad, preguntarse algo así como "¿Qué es lo peor que me puede pasar?" o "Si me ocurre lo peor posible, ¿lo puedo superar?" o ¿Qué será peor o mayor? ¿El precio de aprovechar esta oportunidad o el arrepentimiento que pudiera experimentar en el futuro?".
Es útil recordar que con más frecuencia de lo percibido por la mayoría de las personas, el precio o costo de algo a corto plazo nos lleva a un beneficio de mucho más largo plazo. Estábamos miedosos de ir a una fiesta en la que no conocíamos a nadie y terminamos haciendo amistades de por vida. Y este es solo un ejemplo.

No digo que diga que sí a todo lo que se le presenta, y mucho menos si es presentado por un vendedor. Simplemente detecte si no está tomando una decisión por miedo o por sentido común y a veces, uno se disfraza del otro. Y que, sin duda, la insidiosa presencia del NO a todo, puede ser uno de sus mayores obstáculos para relacionarse con la diosa fortuna.

6. Ve el fallo o el fracaso como una oportunidad de aprender. Por supuesto, no todas las aventuras en las que uno se embarca salen bien y llegan a buen puerto.

Napoleón Hill, en su famoso libro "Piense y hágase rico" escribió palabras inmortales cuando afirmó que:
"Toda adversidad lleva consigo la semilla de un beneficio equivalente a aún mayor".

La vida de las personas afortunadas no está exenta de imperfecciones ni de arrepentimientos. La mayoría de los empresarios exitosos vienen de ser empresarios fallidos.

A mi edad ya me queda muy claro que nada pasa por casualidad y que una cosa lleva a la otra. Y que un fracaso sólo representa la puerta a una oportunidad mayor.

Conocí a Roberto González Barrera, un conocido y exitoso empresario mexicano cuyo origen viene de moler trigo y maíz en un molino artesanal y manual en su propia vivienda para después salir a venderlo montado en su destartalada bicicleta, recorriendo cientos de kilómetros en un solo día para entregar su pequeño pero preciado producto.

Si bien Don Roberto, como le dicen sus miles de empleados, es un hombre de negocios exitoso, cuenta en su haber con más empresas quebradas y fracasadas que exitosas. Pero su búsqueda de la oportunidad es tan constante que las pocas exitosas han dado por años para las fracasadas y aún más.

A nadie le gusta perder dinero, pero perder algo de dinero puede ser parte de ganar mucho.

La fortuna se hace, no se nace con ella. Esta es la idea que pretendí compartir con usted en este artículo. Y tal vez, también, convencerle de que vivimos en un mundo maravillosamente bien hecho. Perfecto aunque no completo. Perfecto y en constante evolución.

Y que usted y yo, abriendo nuestras puertas de par en par a la fortuna, estamos llevando el mundo, haciéndolo evolucionar, hacia un mundo mejor.

Piense en ello.


Francisco Cáceres Senn

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