martes, 26 de mayo de 2015

No eres tan listo como crees

No, no es que yo opine esto en concreto acerca de usted, es simplemente el título de un libro que recientemente ha caído en mis manos. Aunque tengo que aceptar que después de leer unos cuantos capítulos, tengo que estar de acuerdo plenamente en la frase.

No somos tan listos, al menos no cómo nos gusta sentir que somos.

Y no hace falta ninguna prueba de inteligencia, con darnos cuenta de la gran mayoría de nuestras decisiones es más que suficiente.

No voy a argumentar en este artículo por qué la afirmación anterior es cierta en su sentido más literal, porque para encontrar buenos argumentos lo mejor es leerse el libro que estoy leyendo y algún otro que promulga lo mismo.

Lo curioso es
que lo que se desprende de estos estudios de conducta es que nuestro intelecto real, el que se demuestra en un test de inteligencia, es superior en mucho al intelecto de nuestras decisiones y actos. Es decir, aunque nos gusta pensar y creer que tomamos decisiones lógicas y racionales la mayoría del tiempo, la verdad es exactamente lo contrario. La mayoría de nuestras decisiones son irracionales y demuestran un bajo coeficiente intelectual.

Tomemos como ejemplo el test de Peter Cathcart Wason, un doctor en psicología británico que en 1966 diseñó un test de decisiones lógicas que, analizado, resulta excesivamente simple para cualquier persona de intelecto promedio. Sin embargo, cada vez que se aplica en condiciones experimentales se obtiene el mismo resultado: tan solo un 10% de los participantes son capaces de contestarlo bien a la primera.

Créame; el test es realmente simple. Existe mucha información al respecto que puede usted consultar tanto en Bing o Google, como en diversos artículos que se han escrito sobre el tema. Si no me cree, busque la información y convénzase usted mismo.

Pero existen muchas otras muestras de irracionalidad contemporánea en los humanos. Compramos una y otra vez lo que no necesitamos, engañamos y mentimos hasta cuando no es necesario (si es que en alguna ocasión pudiera llegar a serlo), compramos algo para después descubrir que no nos sirve de nada, votamos por partidos políticos que nos ofrecen propuestas incumplibles, pueriles, irrelevantes, insustanciales y sin sustento lógico alguno, etc.

¿Tenemos remedio? ¿Espera que le diga que sí, que por supuesto? Pues
no lo sé, qué quiere que le diga. Prefiero pensar que sí, pero no le aseguro nada.

Según mi maestro espiritual, Eckhart Tolle, estamos ante un despertar de la humanidad, al menos espiritual. Y puede que tenga razón. Pensemos en el caso de países como Grecia, España o México. Es verdad que los recientes procesos electorales demuestran que las personas, el ciudadano de a pie, hartos del malhacer de los políticos de siempre, en un aparente despertar de conciencia le han arrebatado el poder al, como se diría en inglés, el establishment, los de siempre, lo tradicional.

Pero como en todo proceso de maduración, parece que los seres que pasan de una etapa equivalente a la lactancia a otra equivalente a la niñez, política al menos, toman unas primeras decisiones que rayan la estupidez. Es normal y es parte de la maduración. Pero si le quieres quitar el poder a los que lo tienen, una manera poco inteligente es enfadándolos primero. Es como si David hubiera enfrentado a Goliat insultando a su madre primero que nada y después lo hubiera retado a un combate de boxeo (si no ha entendido la metáfora, piense en un país diciéndole a la banca internacional que no le va a pagar la deuda).

¿Qué hizo David? Muy fácil: dejó que Goliat se confiase e inventó algo nuevo, le metió creatividad al proceso: inventó el tirachinas o resortera. Algo que, ni de lejos, hemos visto en ninguna contienda electoral ni en ninguna propuesta de los partidos emergentes.

Sin intentar en lo más mínimo polemizar al respecto de qué partido político es el bueno y cual no, que no es el propósito de este artículo, sólo pretendo mostrar la irracional de nuestras decisiones, incluso las más importantes, en teoría, para nuestra existencia. Un voto es una decisión racional, no emocional. Si usted vota como castigo ya está haciéndolo de forma incorrecta. Un matrimonio es emocional, no racional. Si se casa por lógica no le auguro mucho tiempo como casado.

Pero sin importar por quien vote usted, el problema no es ese. Desde un punto de vista humano no es lógico pensar que la calidad de nuestras vidas reside en quien nos gobierna, más que en nosotros mismos, y esa para mí, es una muestra de que no estamos tan cerca del despertar de conciencia que dice Eckhart que tenemos en este momento a nivel mundial.

¿Cómo huir de un CI (Coeficiente de Idiotez) alto? Le tengo cuatro recomendaciones, que no garantías:

  1.        Responsabilidad personal. Como decía Robert Schuller, un pastor protestante Norteamericano del siglo XX especializado en desarrollo personal, “Si va a ser, depende de mí” (If it´s going to be, it´s up to me). Jamás deje ningún resultado de su vida en manos de algo externo. Va directo a la decepción.
  2.        Utilice un Coach. Sí, ya sé lo que va a decir. Que yo ejerzo de Coach y que no es válida mi recomendación. Pues no será válida, pero es lógica. Un Coach puede ayudarle a distinguir un crecimiento inesperado del CI y evitar que tomemos una decisión espantosa.
  3.        Sea creativo. Recuerde recordar olvidar que Usted no es creativo, porque lo es desde que nació. Una solución nueva está esperándole probablemente delante de sus narices y, salvo que las tenga tan grandes como las mías, abra los ojos y la verá de inmediato.
  4.        Sea consciente de que la mayoría de sus decisiones no son racionales. Acéptelo sin culpa y siga adelante, pero ahora con mucha mayor autoconciencia. La autoconciencia es el inicio del cambio, la creatividad es la continuación.


Como consuelo, le puedo decir que la humanidad, al menos en test y según los expertos, ha incrementado su Coeficiente Intelectual en cerca de 20 puntos porcentuales desde inicio del siglo XX en que empezaron a aplicarse estas mediciones más sistemáticamente. Ahora solo falta que nuestras decisiones nos alcancen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu participación