“Te conozco desde hace tiempo y te encuentro cambiada”
“¿Cambiada? ¿En qué he cambiado?”
“Has perdido inocencia”
“Y, ¿tú me explicarás cómo recuperarla?
“No, la inocencia es como el tiempo. Lo perdido no se puede recuperar. Sólo
se puede usar mejor lo que nos queda”.
Del libro El Ingeniero del Ego, por Francisco C. Senn
El gran secreto de la vida es aprender. De alguna forma, todos sentimos que
si aprendemos algo nuevo, hasta los acontecimientos más dramáticos son mejor
asimilados en nuestras vidas.
Pero, ¿cómo sabemos que hemos aprendido lo correcto? ¿Qué es aprender?
Antes de contestar esta pregunta quisiera contarte una pequeña
historia.
Entrevisté a una persona que,
por motivos personales, había renunciado a un trabajo justo después de haber
sido promovida. Un par de meses después, al aparentemente haber tenido ciertos
problemas en sus asuntos personales que la hicieron renunciar, solicitó de
nuevo ingresar a la empresa de la que había renunciado.
Sin necesidad de detalle alguno, le pregunté: “¿Has aprendido algo de lo
que te sucedió?”. Su respuesta fue la siguiente: “Sí, he aprendido a pensar
primero en mí. A ser más egoísta”.
Bueno, en lo personal no me parece exactamente un gran aprendizaje de la
experiencia. Me parece más un par de pasos hacia atrás, que uno hacia adelante,
en su camino de progreso personal.
Técnicamente hablando, expresión que se usa para denotar que lo que vamos a
decir no admite discusión, “aprender” significa, o es la capacidad de saber,
unir causas y efectos. Es decir, uno aprende cuando acierta a entender qué es
causa de un efecto buscado. En ocasiones, las más, aprendemos mal. Es decir, la
cusa y el efecto no están unidos en la realidad. En principio pensamos que así
era, pero al repetir la causa observamos con estupor que el efecto no se
produce, razón inequívoca de que la asociación era incorrecta.
Para algunas personas esta experiencia, la de que la causa y el efecto no
están unidos, no es suficiente. Piensan que en esta ocasión no se dio, pero tal
vez en la siguiente sí. Me recuerda un poco a los pueblos indígenas del pasado
que cometían sacrificios humanos para calmar u obtener el favor de los dioses.
Mataban una mujer virgen para obtener lluvia y en lugar de darse cuenta de que
la causa, el sacrificio de la mujer, y el efecto, la lluvia, no estaban unidos
(esto sucedía todas las veces que después de matarla, la lluvia no daba visos
de aparecer ni en sueños), simplemente pensaban que los dioses no estaban
suficientemente satisfechos, pero con otra más… Pobres vírgenes.
En la época moderna se da el mismo fenómeno de falsa asociación de causas y
efectos. Sociedades completas piensan que la causa de su bienestar es un
determinado político, un determinado sistema económico o la independencia. De
la misma forma, achacamos nuestros males a los mismos agentes externos, en otro
claro ejemplo de falsa asociación entre causas u y efectos.
Asociamos felicidad a determinados eventos, tales como asuntos familiares,
de los hijos, de nuestro equipo deportivo preferido, las ventas de nuestro
negocio, obtener un aumento de sueldo, una promoción, la lotería, etc., cuando,
en realidad, no hace falta ninguna razón para ser feliz.
Esta ley, la de causa y efecto, está íntimamente relacionada con la ley de
causa y consecuencia. Es decir, que todo lo que hacemos y decidimos tiene y
tendrá sus consecuencias, efectos, los deseemos o no. Como la pérdida de
inocencia que señalaba el Ingeniero del Ego al inicio de este artículo.
¿Cómo podemos asegurarnos de que estamos aprendiendo algo real,
consistente, sistemático y que nos puede servir a futuro? Estas son siete claves
del verdadero aprendizaje.
Clave 1: Comienza siempre por el efecto deseado. Parte del efecto que
buscas y encuentra la causa que lo produce. Para ello, lo más conveniente
siempre es preguntar a los que ya han obtenido el efecto que buscamos. Puede
ser que estén equivocados, pero es el mejor comienzo. Muchas veces preguntamos
a las personas exitosas cuál es el secreto de su éxito y nos responden la
primera estupidez que les viene a la mente. No nos están mintiendo, al menos no
todos, simplemente no tienen ni idea. Pero si los estudiamos suficientemente
sabremos darnos cuenta de qué fue lo que les hizo triunfar, más allá de sus
palabras. La Programación Neurolingüística es especialmente útil para aprender
estas claves ocultas.
Clave 2. Observa y mide. Aunque no estés seguro o segura de si algo causa o
no el efecto que buscas, la mejor forma de desecharlo es probando. Al menos
habrás aprendido si funciona o no. Pero probar sin medir es tan estúpido como
no probar. Una empresa que nombra a alguien a un puesto superior tiene que
saber medir el antes y el después del nombramiento. Una empresa que no puede
medir no puede aprender, como diría el prestigioso Peter Senge en su libro “La
quinta disciplina”.
Clave 3. Aprende que todo efecto tiene su precio. Y el precio no es
solamente la causa del efecto, parte del precio son las consecuencias de
nuestras acciones y decisiones. Es decir, si considero que la causa del éxito
en el trabajo es trabajar muchas horas, entonces el precio es la suma de la
causa, las horas trabajadas, más las consecuencias posibles, el abandono de la
familia, la salud, etc. Estas no tienen que ser las consecuencias, pero si sí
lo son, hay que sumarlas al precio.
Si estamos dispuestos a pagar ese precio entonces ya sabemos qué hacer. Si
no, mejor no lo hagas. En ventas, reducir el precio produce aumento en las
ventas. El precio de tal efecto son tres cosas: una pérdida de la capacidad
personal de influir en los demás, una disminución de la rentabilidad y una
disminución en la percepción que tienen nuestros clientes de la calidad de
nuestros productos o servicios (barato es malo, caro es bueno).
Clave 4. Aprende a manejar los tiempos. Entre la causa y el efecto normalmente
pasa tiempo. De hecho, desconfía de los efectos inmediatos ya que normalmente
tienen consecuencias indeseables. Espera y sé paciente. Si la causa es la
correcta, el efecto llegará.
Clave 5. Las principales escuelas de pensamiento del mundo enseñan que el
efecto de todo está dentro de nosotros. Si buscas fuera, lo más probable es que
estés equivocado o haciendo una falsa asociación. Einstein dijo “Es demente
hacer lo mismo de siempre y esperar resultados diferentes”. Haz cosas
diferentes y que estén fundamentadas en cambios personales.
Clave 6. Disfruta cualquiera que sea la causa de los efectos que buscas. Si
somos precisos, nada está escrito y, lo que hoy es la causa de un efecto
buscado, mañana ya no lo es. Vamos, que por muy bien estructurada que este
hecha la relación causa efecto, nos podemos morir siempre antes de que el
efecto buscado se dé. Por ello es de principal importancia disfrutar la causa
y, si hay algo que debemos aprender con urgencia, es a disfrutar lo que hacemos
o a sólo hacer lo que disfrutamos. Habrá personas que piensen que este último
pensamiento es demasiado romántico para ser aplicable. Error. No se puede
lograr nada en este mundo sin disfrutarlo. No es una meta, es una condición.
Clave 7. Tú puedes crear nuevas asociaciones causa-efecto. A lo mejor no
las creas, pero las descubres, que para los efectos es como crearlas. Atrévete
a probar sin miedo que el mundo conspira para tu éxito, al menos si estás
dispuesto a poner en ello hasta tu propia existencia.
Y si preguntas “Y si ya he perdido la inocencia del todo, entonces ¿qué me
queda?”. El Ingeniero del Ego te respondería que si haces esa pregunta es que
algo de inocencia te queda todavía. Y mientras haya inocencia habrá esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tu participación