Es viernes, cinco y veinte de la
tarde, de una semana intensa en trabajo. Quiero darle terminación al artículo
que lleva por título el de este pero sin el letrero de “continuación”. Me
siento ya cansado del trabajo de la semana, pero si soy congruente con la
Reforma más importante, modificaré mi actitud y haré lo que tenga que hacer,
con gusto, con pasión.
No tengo que hacerlo, quiero
hacerlo. Me doy cuenta de que el mejor momento para hacerlo nunca será mañana,
sino ahora. Y esto me da pie para empezar con la primera clave de la mentalidad
de la abundancia, la mentalidad de pensamiento de las personas que logran resultados
en la vida.
Clave N° 1: Viven el poder del ahora. Esta es la clave más rápida
de escribir y más difícil de explicar, porque
está más basada en la experiencia
directa que en la comprensión intelectual de la mente. Haré mi mejor esfuerzo
en este sentido. De una manera sencilla le explico que la mayoría de las
personas viven el presente aislados del mismo. Usan el pasado para definirse a
sí mismos y piensan en el futuro de maneras totalmente disfuncionales.
Tal vez su pasado, o el mio, no
sea una gran historia que contar. El problema no es ese pasado incontable, el
problema es usarlo para definir nuestra identidad y nuestro ahora. Por ejemplo,
algunas personas no cuentan en sus pasados con la obtención de un grado
académico o título universitario y entonces definen su presente en términos
derrotistas o peor, proyectan su futuro en términos deterministamente
negativos.
La vida nos llena de ejemplos de
personas que sin título universitario alguno han logrado cosas extraordinarias.
De alguna forma se olvidaron de su pasado y sólo crearon futuros positivos en
su mente.
Pero esto es sólo un ejemplo. Las
personas que han quebrado en algún negocio o empresa deben esta situación a dos
cosas bien concretas: 1) abrieron una empresa en algún momento (es imposible
quebrarla sin abrirla) y 2) como la paternidad, es difícil aprenderla sin
hijos, dirigir una empresa es imposible aprenderlo sin empresa que dirigir.
El punto es que una persona
exitosa debe gran parte de su éxito a sus decisiones oportunas. Los estudios
demuestran que las personas exitosas toman decisiones rápidas y difícilmente se
arrepienten de ellas, mientras que por el contrario las personas menos exitosas
tardan mucho en decidir para después de hacerlo dudar de las decisiones
tomadas, arrepentirse y detenerse en medio de la nada sin ninguna acción
tomada.
La primera clave para vivir el
presente es, entonces, usarlo para decidir con rapidez en hacer las cosas que
nos llevarán a los objetivos que realmente deseamos. Muchas personas esperan a
que las condiciones sean las propicias para decidir algo. Las personas exitosas
saben que no existen circunstancias propicias y que cualquier momento es el
propicio. Y la segunda clave es usar el futuro para crear mundos mejores que el
actual en nuestra mente.
En conclusión, vivir el ahora es
hacerse consciente del momento presente y aceptarlo como lo que es, un reto
maravilloso y necesario, y usarlo para tomar las decisiones que sabemos que
tenemos que tomar, sin posponerlas a un mañana que no sabemos si tendremos.
Vigile su mente y corrija todos aquellos momentos en que desearía que las cosas
fuesen diferentes a como son. Jesús se refería a esto cuando pedía a sus
discípulos que se mantuvieran vigilando. No me refiero a no desear algo mejor,
sino a la aceptación de lo que es. Creo que esta aceptación y su consecuente
eliminación de la resistencia, le darán una paz mental inimaginable por muchos,
que le servirá para cambiar rápidamente sus circunstancias actuales.
Clave N° 2, trabajar en uno mismo. Si tuviera que elegir entre las
claves y estuviera limitado a usar solo una, por el motivo que fuese, escogería
esta. La razón es muy simple; está bajo mi control.
Esta clave representa el abordaje
conocido como FITO por sus siglas en inglés (from the inside to the outside) y
fue puesto de moda por un tal Gandhi con su ya famosa frase “Sé tú el cambio
que quieres ver en el mundo”.
Nunca le pregunté a Gandhi qué
específicamente quería decir con esta frase, pero asumo que quería decir algo
así como “cambia tú para que todo lo demás cambie”. En mi vida personal se han
obrado milagros en diversas situaciones y en todas, que yo recuerde, primero yo
cambié y después cambió el mundo que me rodeaba.
¿El problema? Que normalmente
este no es el enfoque que la mayoría de las personas le da a sus vidas. En España, por ejemplo, habemos muchas
personas esperando que cambie la economía, el mundo o el gobierno al menos,
pero sin buscar el más mínimo cambio personal. ¿El resultado? No soy psíquico,
pero sé con certeza que nada va a mejorar hasta que nosotros modifiquemos el
enfoque mental.
Como regla general, aquello en
que nos enfocamos con más insistencia se hace más grande. Si nos enfocamos
sistemática y persistentemente en los problemas, estos crecerán en lugar de
disolverse. Si no me cree, siga leyendo las noticias acerca de la prima de
riesgo cada día y verá en qué termina. Por Dios, mi vida no cambia un ápice ya
sea que esta dichosa prima de riesgo pase de 500 a 700 puntos o baje a medio
punto. ¿Que estoy loco? Perdón, pero el loco es el que no percibe la realidad.
Y mi realidad la cambio yo, no la prima de nadie.
Dedique menos tiempo a las
noticias y más a sí mismo. Vale, pero ¿en qué?
Buena pregunta, y merece una
buena respuesta.
Dos cosas: las creencias
personales y nuestra forma de hacer preguntas. Aspectos personales en los que
cambiar hay muchos más, pero con estos dos tenemos el inicio del cambio
personal muy encaminado.
¿Qué son las creencias? En breve,
son construcciones mentales acerca de cómo funciona el mundo, la vida, nuestro
trabajo, la sociedad, un país, etc. Erróneamente se piensa que las creencias
son como etapas de incertidumbre o desconocimiento de algo hasta que
encontramos la verdadera respuesta del asunto en cuestión.
Por ejemplo, si yo “creo” que
cierta persona es antipática, pareciera como que estoy en una situación de
incertidumbre hasta verificarlo o no mediante datos o hechos concretos. Una vez
que reciba muestras de su antipatía entonces ya no será una creencia sino una
certeza. Recuerde que en alguna ocasión se pensó que el mundo era plano dadas
la gran cantidad de evidencias al respecto con las que se contaba.
Otra creencia muy común hoy en
día es que estamos sumidos en una crisis sin precedentes y sin fondo. ¿Es esto
una creencia o un hecho incuestionable? ¿Usted qué cree?
Sin meternos en camisas de once
varas para no complicarlo mucho más de lo que ya es, le diré que existen una
cantidad enorme de evidencias de que primero son nuestras creencias y luego,
como consecuencia de estas, viene nuestra experiencia de la realidad. Es decir,
no experimentamos lo que es, sino lo que creemos que es. En pocas palabras,
vivimos una crisis porque creemos que hay crisis. “Sí claro, mi desempleo es
imaginario”, le escucho decir, o “mis clientes me están comprando un imaginario
60% menos”. O cualquier cosa similar.
Y lo que yo le puedo decir con
enorme respeto y empatía hacia su situación es que son sólo las consecuencias
de haber mantenido una creencia el suficiente tiempo como para convertirla en
experiencia. La vida, las experiencias de vida, se tornan lógicas alrededor de
esta idea o creencia, en un bucle de retroalimentación en el que la creencia se
convierte en certeza y a su vez esta sensación de certidumbre provoca más
elementos de verificación. Todo esto en un círculo de retroalimentación sin fin
en el que la serpiente se muerde la cola.
Son ya famosos los experimentos
con bebidas alcohólicas que no contenían alcohol y que, sin embargo, producían
borracheras en los sujetos del experimento, quienes estaban plenamente
convencidos de que sí contenían la sustancia embriagante. O los ejemplos de los
productos placebo. Vamos, es imposible decir que ningún producto milagro
funciona, cuando la evidencia nos demuestra que existen y siempre existirán
personas que sí experimentaron los efectos esperados. Todo funciona bien hasta
que la autoridad demuestra con otros estudios que el determinado producto es un
fraude y es entonces cuando las personas comienzan repentinamente a encontrar
que efectivamente no funcionan.
Cada vez que pregunto me
encuentro con que la mayoría de las personas creen en el poder de la mente,
pero no en sus vidas. Al estudiar a los exitosos nos encontramos con tres
creencias que han formado parte de sus vidas y de su éxito. Vea si estas
creencias le sirven y adóptelas de inmediato si la respuesta es positiva:
- 1 Creen en que lo que desean es posible. Sin creer en la posibilidad de las cosas o metas, el resto es ya irrelevante.
- 2. Creen en su capacidad personal para conseguir lo que se proponen, en su auto eficacia.
- 3 Creen que con lo que tienen o saben será más que suficiente, que no necesitan más, vamos.
Cambie sus creencias y cambiará
su vida. Ahora bien, si no cree en lo que le digo, entonces estará
confirmándolo y le tendré que agradecer por darme la razón.
Las preguntas.
¿Qué son las preguntas? Pero, ¿no
acabo de hacerle una pregunta? ¿Se puede contestar una pregunta con otra
pregunta?
Sí se puede y sobre todo lo hacen
los políticos y otras personas que no saben qué responder. Pero como yo sí sé
qué responder, le diré que las preguntas son la manera en que los seres humanos
usan el lenguaje para pensar.
Otra pregunta, ¿qué es pensar? Es
el arte de hacerse preguntas y encontrar la respuesta.
¿Por qué son importantes las
preguntas? Buena pregunta. Porque logran tres cosas:
- 1. Dirigen el enfoque de nuestra atención. Si yo le pregunto por lo bueno, dirijo su atención a lo bueno y viceversa. En la pregunta está la respuesta. Por ejemplo, si alguien le pregunta “¿Por qué no encuentro solución a mis problemas?”, ya le está respondiendo. Esa pregunta enfocará a la persona en problemas sin solución, lo cual contribuirá a deprimirla más y a encontrar todavía menos soluciones. Utilice preguntas que empiecen con la palabra “cómo”. Son tremendamente efectivas y usará menos palabras, aire y energía.
- 2. Modifican nuestro estado emocional y nos colocan en estados de mayor uso de nuestros recursos personales. La pregunta “qué tiene de bueno esta situación” ha probado ser más efectiva que antidepresivos en enfermos con depresión crónica.
- 3. Nos permiten establecer sintonía al darnos información de las demás personas que de otra forma nos sería desconocida. Y cualquier persona que domine el arte de la influencia sabe que la empatía es una herramienta formidablemente efectiva.
Existen tratados acerca de cómo
hacer preguntas, preguntas de poder, preguntas de posibilidad, preguntas de
pertinencia, preguntas de contenido, preguntas de proceso, y un largo etcétera.
Dese el tiempo de dominar el arte de preguntarse las cosas adecuadamente y me
dará las gracias por este consejo. Haga una lista en este momento de una serie
de preguntas poderosas y positivas que va a usar por lo menos por 30 días a
partir de hoy y que le van a permitir enfocar su mente a las soluciones y a las
oportunidades. Busque con algunas de ellas sentirse mejor, no peor. Hágalo una
vez por día al menos, y preferiblemente en las mañanas, recién levantado de la
cama, que es cuando todavía no restablecemos plenamente nuestra identidad
actual.
Una advertencia: cuidado con la pregunta
“por qué”. Esta pregunta es la que se conoce como un reforzador de respuesta y,
a menos que quiera reforzar la respuesta
obtenida a alguna solicitud, no la use jamás.
Las otras dos claves restantes
serán tema del siguiente artículo, continuación y final de este.
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