miércoles, 27 de junio de 2012

La reforma más importante, 2 de 3


Es viernes, cinco y veinte de la tarde, de una semana intensa en trabajo. Quiero darle terminación al artículo que lleva por título el de este pero sin el letrero de “continuación”. Me siento ya cansado del trabajo de la semana, pero si soy congruente con la Reforma más importante, modificaré mi actitud y haré lo que tenga que hacer, con gusto, con pasión.

No tengo que hacerlo, quiero hacerlo. Me doy cuenta de que el mejor momento para hacerlo nunca será mañana, sino ahora. Y esto me da pie para empezar con la primera clave de la mentalidad de la abundancia, la mentalidad de pensamiento de las personas que logran resultados en la vida.

Clave N° 1: Viven el poder del ahora. Esta es la clave más rápida de escribir y más difícil de explicar, porque
está más basada en la experiencia directa que en la comprensión intelectual de la mente. Haré mi mejor esfuerzo en este sentido. De una manera sencilla le explico que la mayoría de las personas viven el presente aislados del mismo. Usan el pasado para definirse a sí mismos y piensan en el futuro de maneras totalmente disfuncionales.

Tal vez su pasado, o el mio, no sea una gran historia que contar. El problema no es ese pasado incontable, el problema es usarlo para definir nuestra identidad y nuestro ahora. Por ejemplo, algunas personas no cuentan en sus pasados con la obtención de un grado académico o título universitario y entonces definen su presente en términos derrotistas o peor, proyectan su futuro en términos deterministamente negativos.

La vida nos llena de ejemplos de personas que sin título universitario alguno han logrado cosas extraordinarias. De alguna forma se olvidaron de su pasado y sólo crearon futuros positivos en su mente.

Pero esto es sólo un ejemplo. Las personas que han quebrado en algún negocio o empresa deben esta situación a dos cosas bien concretas: 1) abrieron una empresa en algún momento (es imposible quebrarla sin abrirla) y 2) como la paternidad, es difícil aprenderla sin hijos, dirigir una empresa es imposible aprenderlo sin empresa que dirigir.

El punto es que una persona exitosa debe gran parte de su éxito a sus decisiones oportunas. Los estudios demuestran que las personas exitosas toman decisiones rápidas y difícilmente se arrepienten de ellas, mientras que por el contrario las personas menos exitosas tardan mucho en decidir para después de hacerlo dudar de las decisiones tomadas, arrepentirse y detenerse en medio de la nada sin ninguna acción tomada.

La primera clave para vivir el presente es, entonces, usarlo para decidir con rapidez en hacer las cosas que nos llevarán a los objetivos que realmente deseamos. Muchas personas esperan a que las condiciones sean las propicias para decidir algo. Las personas exitosas saben que no existen circunstancias propicias y que cualquier momento es el propicio. Y la segunda clave es usar el futuro para crear mundos mejores que el actual en nuestra mente.

En conclusión, vivir el ahora es hacerse consciente del momento presente y aceptarlo como lo que es, un reto maravilloso y necesario, y usarlo para tomar las decisiones que sabemos que tenemos que tomar, sin posponerlas a un mañana que no sabemos si tendremos. Vigile su mente y corrija todos aquellos momentos en que desearía que las cosas fuesen diferentes a como son. Jesús se refería a esto cuando pedía a sus discípulos que se mantuvieran vigilando. No me refiero a no desear algo mejor, sino a la aceptación de lo que es. Creo que esta aceptación y su consecuente eliminación de la resistencia, le darán una paz mental inimaginable por muchos, que le servirá para cambiar rápidamente sus circunstancias actuales.

Clave N° 2, trabajar en uno mismo. Si tuviera que elegir entre las claves y estuviera limitado a usar solo una, por el motivo que fuese, escogería esta. La razón es muy simple; está bajo mi control.

Esta clave representa el abordaje conocido como FITO por sus siglas en inglés (from the inside to the outside) y fue puesto de moda por un tal Gandhi con su ya famosa frase “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.

Nunca le pregunté a Gandhi qué específicamente quería decir con esta frase, pero asumo que quería decir algo así como “cambia tú para que todo lo demás cambie”. En mi vida personal se han obrado milagros en diversas situaciones y en todas, que yo recuerde, primero yo cambié y después cambió el mundo que me rodeaba.

¿El problema? Que normalmente este no es el enfoque que la mayoría de las personas le da a sus vidas. En España, por ejemplo, habemos muchas personas esperando que cambie la economía, el mundo o el gobierno al menos, pero sin buscar el más mínimo cambio personal. ¿El resultado? No soy psíquico, pero sé con certeza que nada va a mejorar hasta que nosotros modifiquemos el enfoque mental.

Como regla general, aquello en que nos enfocamos con más insistencia se hace más grande. Si nos enfocamos sistemática y persistentemente en los problemas, estos crecerán en lugar de disolverse. Si no me cree, siga leyendo las noticias acerca de la prima de riesgo cada día y verá en qué termina. Por Dios, mi vida no cambia un ápice ya sea que esta dichosa prima de riesgo pase de 500 a 700 puntos o baje a medio punto. ¿Que estoy loco? Perdón, pero el loco es el que no percibe la realidad. Y mi realidad la cambio yo, no la prima de nadie.

Dedique menos tiempo a las noticias y más a sí mismo. Vale, pero ¿en qué?
Buena pregunta, y merece una buena respuesta.

Dos cosas: las creencias personales y nuestra forma de hacer preguntas. Aspectos personales en los que cambiar hay muchos más, pero con estos dos tenemos el inicio del cambio personal muy encaminado.

¿Qué son las creencias? En breve, son construcciones mentales acerca de cómo funciona el mundo, la vida, nuestro trabajo, la sociedad, un país, etc. Erróneamente se piensa que las creencias son como etapas de incertidumbre o desconocimiento de algo hasta que encontramos la verdadera respuesta del asunto en cuestión.

Por ejemplo, si yo “creo” que cierta persona es antipática, pareciera como que estoy en una situación de incertidumbre hasta verificarlo o no mediante datos o hechos concretos. Una vez que reciba muestras de su antipatía entonces ya no será una creencia sino una certeza. Recuerde que en alguna ocasión se pensó que el mundo era plano dadas la gran cantidad de evidencias al respecto con las que se contaba.

Otra creencia muy común hoy en día es que estamos sumidos en una crisis sin precedentes y sin fondo. ¿Es esto una creencia o un hecho incuestionable? ¿Usted qué cree?

Sin meternos en camisas de once varas para no complicarlo mucho más de lo que ya es, le diré que existen una cantidad enorme de evidencias de que primero son nuestras creencias y luego, como consecuencia de estas, viene nuestra experiencia de la realidad. Es decir, no experimentamos lo que es, sino lo que creemos que es. En pocas palabras, vivimos una crisis porque creemos que hay crisis. “Sí claro, mi desempleo es imaginario”, le escucho decir, o “mis clientes me están comprando un imaginario 60% menos”. O cualquier cosa similar.

Y lo que yo le puedo decir con enorme respeto y empatía hacia su situación es que son sólo las consecuencias de haber mantenido una creencia el suficiente tiempo como para convertirla en experiencia. La vida, las experiencias de vida, se tornan lógicas alrededor de esta idea o creencia, en un bucle de retroalimentación en el que la creencia se convierte en certeza y a su vez esta sensación de certidumbre provoca más elementos de verificación. Todo esto en un círculo de retroalimentación sin fin en el que la serpiente se muerde la cola.

Son ya famosos los experimentos con bebidas alcohólicas que no contenían alcohol y que, sin embargo, producían borracheras en los sujetos del experimento, quienes estaban plenamente convencidos de que sí contenían la sustancia embriagante. O los ejemplos de los productos placebo. Vamos, es imposible decir que ningún producto milagro funciona, cuando la evidencia nos demuestra que existen y siempre existirán personas que sí experimentaron los efectos esperados. Todo funciona bien hasta que la autoridad demuestra con otros estudios que el determinado producto es un fraude y es entonces cuando las personas comienzan repentinamente a encontrar que efectivamente no funcionan.

Cada vez que pregunto me encuentro con que la mayoría de las personas creen en el poder de la mente, pero no en sus vidas. Al estudiar a los exitosos nos encontramos con tres creencias que han formado parte de sus vidas y de su éxito. Vea si estas creencias le sirven y adóptelas de inmediato si la respuesta es positiva:
  1. 1      Creen en que lo que desean es posible. Sin creer en la posibilidad de las cosas o metas, el resto es ya irrelevante.
  2. 2.    Creen en su capacidad personal para conseguir lo que se proponen, en su auto eficacia.
  3. 3 Creen que con lo que tienen o saben será más que suficiente, que no necesitan más, vamos.

Cambie sus creencias y cambiará su vida. Ahora bien, si no cree en lo que le digo, entonces estará confirmándolo y le tendré que agradecer por darme la razón.

Las preguntas.

¿Qué son las preguntas? Pero, ¿no acabo de hacerle una pregunta? ¿Se puede contestar una pregunta con otra pregunta?

Sí se puede y sobre todo lo hacen los políticos y otras personas que no saben qué responder. Pero como yo sí sé qué responder, le diré que las preguntas son la manera en que los seres humanos usan el lenguaje para  pensar.

Otra pregunta, ¿qué es pensar? Es el arte de hacerse preguntas y encontrar la respuesta.

¿Por qué son importantes las preguntas? Buena pregunta. Porque logran tres cosas:

  1. 1.   Dirigen el enfoque de nuestra atención. Si yo le pregunto por lo bueno, dirijo su atención a lo bueno y viceversa. En la pregunta está la respuesta. Por ejemplo, si alguien le pregunta “¿Por qué no encuentro solución a mis problemas?”, ya le está respondiendo. Esa pregunta enfocará a la persona en problemas sin solución, lo cual contribuirá a deprimirla más y a encontrar todavía menos soluciones. Utilice preguntas que empiecen con la palabra “cómo”. Son tremendamente efectivas y usará menos palabras, aire y energía.
  2. 2.  Modifican nuestro estado emocional y nos colocan en estados de mayor uso de nuestros recursos personales. La pregunta “qué tiene de bueno esta situación” ha probado ser más efectiva que antidepresivos en enfermos con depresión crónica.
  3. 3.  Nos permiten establecer sintonía al darnos información de las demás personas que de otra forma nos sería desconocida. Y cualquier persona que domine el arte de la influencia sabe que la empatía es una herramienta formidablemente efectiva.

Existen tratados acerca de cómo hacer preguntas, preguntas de poder, preguntas de posibilidad, preguntas de pertinencia, preguntas de contenido, preguntas de proceso, y un largo etcétera. Dese el tiempo de dominar el arte de preguntarse las cosas adecuadamente y me dará las gracias por este consejo. Haga una lista en este momento de una serie de preguntas poderosas y positivas que va a usar por lo menos por 30 días a partir de hoy y que le van a permitir enfocar su mente a las soluciones y a las oportunidades. Busque con algunas de ellas sentirse mejor, no peor. Hágalo una vez por día al menos, y preferiblemente en las mañanas, recién levantado de la cama, que es cuando todavía no restablecemos plenamente nuestra identidad actual.

Una advertencia: cuidado con la pregunta “por qué”. Esta pregunta es la que se conoce como un reforzador de respuesta y, a  menos que quiera reforzar la respuesta obtenida a alguna solicitud, no la use jamás.

Las otras dos claves restantes serán tema del siguiente artículo, continuación y final de este.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu participación