Le voy a decir algo para empezar que probablemente le cause
cierto nivel de controversia. Y me alegro. De la controversia nace la luz.
O a lo mejor no le causa ningún problema aceptarlo porque
está de acuerdo. Lo que le quiero decir para empezar es…
“El mundo está cambiando más rápido de lo que nosotros, los
humanos, somos capaces de entender y en consecuencia adaptarnos”.
¿Ya lo sabía? Hombre, me alegro de nuevo. Pero, y ¿qué
implicaciones tiene esta afirmación tan aventurada?
Pues que con rapidez y frecuencia nos encontramos en
situaciones en las que no tenemos ni idea de qué hacer para salir airosos de
los retos con que nos enfrentamos. Con la misma rapidez y frecuencia nos
sentimos incapaces de responder ante las nuevas problemáticas de la actualidad.
O reaccionamos tarde, o mal, o ambas.
Y es entonces cuando empezamos a tomar decisiones que sólo
hacen más grande el problema. Por ejemplo, pedir un crédito para comprar algo
para lo que no tenemos recursos propios, ni realmente necesitamos. Ahora me
pongo a buscar cuál es el mejor crédito disponible y me siento muy inteligente
si lo encuentro y es mejor que el de mi vecino, cuando lo más inteligente era
no solicitar el crédito en lo absoluto.
Otro ejemplo. El del empleo.
Para mí, y sé de otros muchos economistas para los que
también, no es un misterio que “el empleo”, al menos como lo conocemos hoy en
día, está en extinción y de manera irreversible. Llamamos crisis a lo que es
tendencia o evolución. Y, en esa vena de alegría que traigo hoy, me alegro de
este hecho.
“¿Te alegras de que se esté acabando el empleo? Pero qué
insensible”, podrá pensar. Lejos de ser insensible con el sufrimiento ajeno,
simplemente soy consciente de que ciertos trabajos o empleos, muchos, son tan
indignos que los debiera de hacer un robot y nunca un maravilloso ser humano.
Según los estudios más recientes acerca del estrés, la causa número uno del
mismo en este momento es “el jefe”. Hace 30 años era el divorcio y hace 30 años
la número 2 era la muerte de un familiar cercano.
Pues “el jefe” ha conseguido desplazar a todas estas para
colocarse en un glorioso primer lugar. Y la situación de estrés en los centros
de trabajo en el mundo no va a mejorar, vamos, no puede mejorar. Cada día las
exigencias de rentabilidad y eficiencia son mayores, con lo que el estrés
aumenta de manera proporcional.
De hecho, un factor reductor del estrés comprobado por
sociólogos es la creación de crisis artificiales. Cuando no hay crisis en el
país nos vemos obligados a cumplir las altas cuotas de rendimiento que se nos
ponen. Cuando hay crisis ya tenemos una excusa para reportar una disminución de
las ventas. Se elimina la tensión, nos sentimos más relajados y tenemos mejores
razones que nunca para abusar del alcohol. Por eso, como sociedad, y aunque
resulte paradójico, necesitamos una crisis de vez en cuando. Los políticos la
necesitan (tienen que explicar sus incapacidades y la desilusión que provocan),
cualquier ejecutivo la necesita, la iglesia la necesita.
Y volviendo al empleo, es en este punto en el que los
gobiernos piensan en reformas. Y son reformas inteligentes y adecuadas… si es
que la situación del empleo no estuviese evolucionando. Temporalmente parece
que los paliativos funcionan, pero como diría Peter Senge, “El camino más corto
nos lleva al mismo lugar en el que estamos”. Nos acercamos a un mundo de
autónomos, emprendedores, independientes, freelancers, como quiera llamarles,
de manera inevitable, según mi opinión, claro.
Lo que nos lleva a…
La reforma más Importante.
La reforma más importante no es la laboral o la financiera o
la fiscal. Ni siquiera la educativa, o por lo menos no en sentido académico. Si
bien es verdad que aunque todavía, incluidos los países más avanzados, una
parte importante de la población no cuenta con títulos universitarios ni
técnicos, las personas a cargo de nuestros gobiernos, empresas o bancos, en su
gran mayoría no pueden tener más certificados académicos, porque los tienen ya
todos. Y a pesar de los mismos, sus decisiones, en ocasiones, rayan la
estupidez, y en otras resultan o insuficientes o inadecuadas.
Y para ese mundo de independientes interconectados entre sí
la reforma más importante es la del
pensamiento. Nunca jamás antes en la historia de la humanidad habíamos
tenido tantas herramientas tan tecnológicamente avanzadas dándonos la
posibilidad real de resolver los más grandes problemas de la humanidad. Jamás
antes en nuestras vidas había sido tan real la posibilidad de triunfar siendo
independiente. Pero necesitamos reformar nuestro pensamiento.
Las 4 claves del pensamiento de un independiente autónomo para lograr el
éxito.
No hace falta inventar el hilo negro. Sólo necesitamos
estudiar a las personas que están desarrollando su independencia con éxito
inigualable para saber cómo piensan. Los filántropos sociales del momento, los
jóvenes millonarios de la actualidad “hechos a sí mismos” (hay mucho más detrás
de estas fortunas que simplemente tecnología u oportunidad), los pequeños y
grandes empresarios que están viviendo su sueño hecho realidad; todos ellos
tienen algo en común y es cómo piensan.
He identificado 4 claves en esta nueva mentalidad de
abundancia. Las llamo las 4 claves del pensamiento de un independiente exitoso
y son las siguientes:
Clave N° 1. Viven
el Poder del Ahora.
Clave N° 2. Su
principal trabajo es sobre sí mismos y saben cómo hacerlo. Tienen una nueva
comprensión acerca del mundo que les permite realizar los cambios necesarios en
el momento adecuado. Entienden el verdadero poder de las creencias y
paradigmas.
Clave N° 3.
Conocen el auténtico secreto de la creatividad y la innovación y que,
paradójicamente, está al alcance de cualquier persona. La mayoría de las
empresas o negocios de estos nuevos emprendedores independientes son tan
innovadores o creativos que pensamos que han de ser verdaderos genios para
poder haber llegado a tener esas ideas. Nada más lejos de la realidad.
Clave N° 4. Han
desarrollado un auténtico dominio emocional, y en particular en los aspectos
que más cuentan a la hora de ser independiente. Uno de los más importantes es
el de la Responsabilidad Personal.
Para cada una de estas claves podría revelarle información
tan especial e incontrovertible que su solo uso daría radicalmente la vuelta a
las condiciones de su vida o, por lo menos, lo convertirían en un exitoso
independiente.
En el próximo artículo describiré en más detalle en que
consiste cada clave pero le advierto que con el conocimiento únicamente no se
logran grandes cambios. Así que desde ahora haga algo, lo que sea, por mejorar
su pensamiento. Como dijo Richard Bandler, “en el mundo del futuro, hacer algo
es siempre mejor que no hacer nada”.
Francisco Cáceres Senn
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