viernes, 4 de junio de 2010

Cómo ser la persona más afortunada del mundo, segunda parte.


Estos son los 6 rasgos de carácter de las personas afortunadas:


  1. Define con precisión lo que realmente deseas.
Tal vez este sea el rasgo más importante de todos y de toda tu vida. Te sorprenderías saber de la enorme cantidad de personas que no pueden contestar la pregunta "¿Qué es lo que realmente quieres de la vida?".

Los experimentos de medición de la percepción indican claramente que nuestra percepción está totalmente determinada por nuestros objetivos o por aquellas cosas que buscamos o en las que ponemos mayormente la atención.

Los hechos fortuitos o casuales que nos pueden ocurrir pierden significado para aquel que no ha definido lo que desea de la vida y este es uno de nuestros más grandes dramas.

De hecho, si no has definido hasta este momento y con claridad tus metas o aquello que deseas, te ruego no sigas leyendo el artículo. Deja todo lo que estás haciendo y ponte en este instante a definir tus sueños, metas, objetivos o como quieras llamarlos. Y si piensas algo así como

"Sí claro, ahora mismo, como no. Por supuesto que lo voy a hacer, pero lo hago mañana", entonces recuerda que no existe el mañana, lo cual me indica que es muy probable que sigas el resto de tu vida sin saber lo que quieres.

Vamos, nada de esto funciona sin haber hecho una solicitud a la vida de lo que esta te tiene que dar.

Yo te entiendo, pero te aseguro que no debes seguir un instante más sin haber definido tus objetivos, así que hazlo en este instante. Yo no me voy, te espero el tiempo que haga falta. Y hazlo por escrito.


2. Ve las coincidencias y causalidades en todas partes.
Existe un concepto en castellano, en desuso por cierto, que representa muy bien este primer rasgo: Serendipia. Viene del inglés Serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

En Wikipedi, la enciclopedia de Internet, encontramos al respecto lo siguiente:

"El término chiripa, mucho más utilizado en lenguaje coloquial, podría considerarse también como un sinónimo de serendipia, si bien se tiene como un modismo de uso no general en el mundo hispanoparlante, se usa con una connotación más bien festiva y se refiere comúnmente a casualidades o eventos fortuitos en la vida cotidiana, incluso a hechos intrascendentes.

También se habla a veces de las seudoserendipias, en las cuales el investigador, tras haber investigado mucho sobre algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un accidente fortuito o una revelación. Esto suele suceder en los episodios de la serie de televisión House M.D., donde Gregory House acaba resolviendo muchos de los casos por una revelación después de mucho investigar".

Y es que la suerte es un fenómenos difícil de estudiar y más difícil aún de entender. Sin embargo, los científicos se han percatado del enormemente importante papel que juega la casualidad en nuestras vidas, tanto en el amor como en el trabajo. En principio, somos más parecidos a un barco a la deriva que al capitán del navío.

Y parece también, que ciertos tipos de personas están mejor adaptados que otros para estos menesteres de las coincidencias.

Por ejemplo, los psicólogos han encontrado que la extroversión está íntimamente relacionada con las personas que se consideran a sí mismas como muy afortunadas.

Estas personas también se caracterizan por apertura a nuevas experiencias y personas y un bajo nivel de neuroticismo, que es la tendencia a experimentar emociones negativas.

En un extraordinario experimento, Wiesman colocó dos oportunidades afortunadas – un billete de papel moneda en el suelo y un encuentro con un hombre de negocios bien conectado- en el camino de dos tipos de personas. Uno de los tipos de personas eran los que se consideraban muy afortunadas y que las cosas siempre les salían bien, mientras que el otro grupo estaba formado por personas que se consideraban desafortunadas y de mala suerte en general.

Lo que sucedió no termina de dejarme perplejo: los "afortunados" en su mayoría encontraron a la primera el dinero y entablaron conversación amigable con el hombre de negocios, todo esto de manera casual.
Los desafortunados, de nuevo en su mayoría, no encontraron jamás el dinero y se mantuvieron sin cruzar palabra con el hombre de negocios mientras se acababan discretamente su café.

¿Cuáles son las características a su vez de los afortunados? ¿Cómo propiciar las serendipias? En primer lugar tienes que creer en que estas cosas ocurren. Y les ocurren a todas las personas de este planeta.

Jung las llamaba sincronicidades y forman parte de nuestra interconexión con el todo. Nada sucede por casualidad, salvo que tus ojos estén cerrados para las mismas.

Y en segundo lugar busca conscientemente darle o encontrarle el significado las cosas que te ocurren. De nuevo, todo esto es posible si has definido lo que realmente deseas, buscas o quieres.

3. Exponte a la causalidad y a la aventura.


La serendipia favorece a las personas que abordan la vida de manera más flexible y ligera. Saben con claridad lo que desean, pero una vez definido esto, tienden a no preocuparse mucho por los detalles.
Para desarrollar este rasgo de carácter, necesitas abrirte a las sorpresas de la vida.

Las personas tendemos a vivir en patrones recurrentes, lejos de lo nuevo y aparentemente inseguro. Repetimos una y otra vez las mismas historias, los mismos caminos y las mismas rutinas. Ahí no hay lugar para la suerte o, por lo menos, no mucho.

Te puedes preocupar por lo peligros de las redes sociales como Facebook o LinkedIn o Twitter, pero también te puedes enfocar a las enormes oportunidades que representan para hacer relaciones y encontrarse con la casualidad.

Shel Horowitz, un experto en Marketing pero nada famoso, consiguió sin embargo que lo contrataran para dar una conferencia en Davós (Suiza), al descubrir un anuncio en LinkedIn que solicitaba conferencistas en su tema.

Dos consejos a este respecto: Conoce lugares diferentes y cambia tus rutinas de movimientos; y haz cosas nuevas con cierta frecuencia.

Nuestras vidas pueden transformarse profundamente por un cambio superficial en una simple rutina.
Incluso nuestra capacidad visual se ve afectada por el positivismo o negativismo con que apreciamos la vida. Investigadores de la Universidad de Toronto recientemente encontraron que el ver la vida "de color rosa" aumentaba la capacidad de visualizar cosas en los estos individuos, mientras que los que se encontraban de mal humor, tenían percepciones visuales limitadas.

Es decir, nuestra actitud, no solamente afectaba nuestra conducta sino además afectaba la capacidad física de nuestros sentidos, haciéndolos menos agudos.

Una cosa más. Si estás obsesionado con que las cosas deben de suceder únicamente de una manera o forma, entonces estás cerrándole de nuevo la puerta a la suerte. El mundo tiene formas prácticamente ilimitadas de darte lo que solicites. No se las limites.


4. El factor o rasgo N° 4 es tan sorprendente e impactante como los anteriores y es… 
(continuará en la próxima NeuroNews)

4 comentarios:

  1. Hola Paco, gusto en saludarte, creo que mi gran problema es no tener claro lo que quiero, aunque lo sé, no tengo desarrollada la capacidad de verlo nitidamente... supongo que ese es mi primer prueba... me gusta mucho este artículo, te mando un abrazo muy fuerte y nos vemos en julio para "Diseñando su destino" jaja...

    Víctor Hugo, Lerma, Estado de México.

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  2. realmente la vida es una sorpresa,y si con un simple cambio de rutina todo puede ser increíble, experimentándolo con una nueva faceta de mi vida, y con nuevas personas y cosas nuevas que conocer... pero como obtener lo planeo o el objetivo definido?

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  3. estimado Keny, lo deseado o buscado o metas u objetivos, como quieras llamarlo, no se obtienen sino se descubren. Muchas veces nuestros propios complejos o límites adquiridos nos impiden entender o aceptar que verdaderamente deseamos algo. Simplemente escoge una meta, y si es necesario tómala prestada. Pronto descubrirás que eso es o no lo que realmente deseas y te harás una pregunta "¿Qué es lo que realmente deseo?" y empezarás a tener respuestas.

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