martes, 1 de junio de 2010

Cómo ser la persona más afortunada del mundo.


Hace algunos días, escribí un controvertido artículo acerca de que vivimos en un mundo de probabilidades más que de posibilidades. ¿Quieres saber cuál fue la pregunta que más insistentemente recibí?


La pregunta más frecuente fue: ¿Cómo aumento las probabilidades? Y la respuesta es: "Juega con la suerte y hazte su aliado o aliada".

"Pero a ver, yo no creo en la suerte", podrás argumentar y con toda lógica. La vida es un resultado de esfuerzos sostenidos y no de la simple suerte.

Sin embargo, parece muy evidente que muchas cosas nos pasan por azar.

Un ejemplo.
Hace ya varios años fui invitado a un congreso de creatividad a la hermosa Ciudad de Guanajuato. Salí temprano en mi automóvil el mismo día de mi participación, un soleado sábado, y llegué al evento como a eso de las 12:00 del día, unas cuatro horas antes de mi presentación, por cierto, llamada PNL en las ventas.

Yo les había enviado con tiempo a los organizadores el archivo de la misma para que reprodujesen la presentación para ser expuesta en un proyector de acetatos. Todavía no se usaban los cañones de proyección desde la PC. Al llegar descubro con algo de sorpresa que habían extraviado el mencionado archivo.

Fabiola, la organizadora, estaba desconsolada. "No hay problema", pensé, "seguramente la traigo en mi laptop y enseguida te la grabo a un disco de 3 y medio". Pero ni así, la condenada presentación no venía en mi computadora portátil.

"No te preocupes", le dije, "tenemos tiempo de reproducirlo antes de que me toque presentar". Nunca pensamos que en Guanajuato, un sábado a las 2 de la tarde, encontrar una papelería abierta e imprimir el material en acetatos era una misión imposible y conforme se acercaba la hora nos teníamos, tristemente, que dar por vencidos.

"Presento sin material", le comenté. "No será la primera vez y ya verás que sale muy bien", le afirmé verdaderamente animado a Fabiola y considerando que en realidad no teníamos ningún problema. A ver, no era lo ideal, pero había que pensar en cómo solucionar el problema y dejar de quejarse o lamentarse.

Era una presentación que conocía muy bien así que nada podía salir mal. Pero la diosa fortuna estaba de mi lado ese día. A las 3 de la tarde, minutos más minutos menos, llegó otro conferencista invitado. Marcia, brasileña, era una experta en creatividad y realizaba una dinámica muy divertida e interesante, desafiante diría yo, acerca de un circo de la creatividad.

En cuanto nos vimos, nos saludamos con gusto pues habíamos coincidido en el pasado en otros eventos y nos conocíamos bien. Después de hablar brevemente de nuestras vidas, me dijo: "Por cierto, el año pasado olvidaste una carpeta en Costa Rica. Me di cuenta de que era tuya pero ya no te volví a ver y cuando supe que tú también venías la metí en mi maleta y te la traje, por si tienes en ella algo de valor".

"¿Algo de valor?", pensé, "No creo". Y al abrirla descubrí que no solamente estaba un disco con el archivo sino que además, estaban los acetatos impresos con la presentación, lista para ser presentada. Media hora antes de mi turno.

Un año antes yo había estado en Costa Rica haciendo precisamente la misma presentación y se me había extraviado la carpeta con la misma en la cena del último día.

"Llegó demasiado pronto", pensé, "La próxima vez trataré de que llegue sólo unos cuantos minutos antes".
Esa presentación había estado por un año perdida, viajado de Costa Rica a Brasil, metida en algún archivero, viajado de nuevo de Brasil a México, por coche de México a Guanajuato y ahora estaba en mis manos otra vez.

¿Suerte? ¿Cuáles son las posibilidades de que algo así nos suceda? Todas. Pero, ¿y las probabilidades? Pocas, muy pocas.

La suerte se estudia y se puede poner a tu favor. Por lo menos es lo que indican los últimos estudios en psicología. Las personas que encuentran y aprovechan las oportunidades son diferentes. Son más abiertos a los desvíos de la vida y ven oportunidades donde otros las pierden de vista o ignoran.

Y si las cosas no funcionan de la forma en que ellos esperaban, eliminan la decepción y se encaminan a lo que la vida les depara sin ningún tipo de miedo.

Richard Wiesman, autor del libro, "El factor suerte" y catedrático de la Universidad de Hertfordshire, utilizó más de 10 años en entender a las personas llamadas "afortunadas". Encontró que existen rasgos de carácter muy definidos que provocan suerte.

Para nuestra buena suerte, existen 6 aspectos o rasgos de carácter que todo afortunado debe de tener. Son desarrollables y al alcance de cualquier persona. Domínalos y la suerte será tu compañera de por vida.

Los 6 rasgos son:
(Continuará en la próxima edición de la revista NeuroNews)

4 comentarios:

  1. ME ENCANTO ESTE ARTICULOM ESTAMOS PENDIENTES CON LA 2DA. PARTE.

    ResponderEliminar
  2. Excelente columna Francisco, y créeme, ya espero los 6 rasgos. Ojalá puedas regresar a Guanajuato (desde donde te escribo), considero que tendrías buena afluencia de público. Saludos

    ResponderEliminar
  3. Estimado Omar Alberto, muchas gracias por tu comentario. Para el 2012 tenemos un plan de recorrer tanto más estados de la República Mexicana como otros países y Guanajuato será una opción clara. Un saludo cordial,
    Francisco

    ResponderEliminar
  4. Querido Paco,
    como tu bien sabes, cuando eres UNO con el Universo, estas cosas "extraordinarias", se vuelven comunes y te acostumbras a los "milagros". Como mis buenos y bien amados maestros de meditación Pedro Espinoza de los Monteros (q.e.p.d.) y Dingle Li May (q.e.p.d.)por siempre bendecidos y agradecidos por sus humildes estudiantes, nos decían: "cuando te cortas o te lastimas un dedo, no te la pasas pensando como va a sanar. Simplemente, estás seguro de que eso va a ocurrir por que la Sabiduría infinita nunca se equivoca y sabe hacer su trabajo, ¡Y LO SABE HACER MUY BIEN! muy a pesar de nuestras preocupaciones.

    Felicidades Paco!

    ¡Sigue alentándonos!

    ResponderEliminar

Muchas gracias por tu participación