"Tengo conmigo dos dioses:
persuasión y compulsión", Temístocles, General Ateniense, 524 AC.
Existe una palabra, una palabra ante la
cual todos los seres humanos se sienten con miedo. Si no miedo, al menos
un respeto o precaución más allá de lo razonable.
La sola mención de la palabra puede
romper relaciones entre personas o países, puede provocar el rechazo de la
gente a cualquier empresa o marca, es fuente de cualquier cantidad de teorías
conspiratorias paranoides y es utilizada como un insulto mordaz e hiriente
por padres, madres e hijos de cualquier parte del mundo.
Y lo peor de todo es que toda esta
asociación negativa a la dichosa palabra es irracional por decir lo menos.
Y la palabra es...
MANIPULACIÓN.
Depositaria de una doble moral
inexplicable, para muchas personas que se preciarían de ser ecuánimes y
justas solo representa odio y desprecio, mientras que secretamente,
incluso en las mismas personas, despierta un deseo oculto de dominarla. Deseo
oculto que jamás, ni en sus más insanos sueños, se atreverán a confesar. Pero
lo cierto es que se gastan enormes cantidades de dinero en el mundo para saber
o aprender cómo manipular a los demás.
Y, sin embargo, no conozco un solo curso
que se ofrezca al público en general que diga algo así como "Aprenda en 3
sencillos pasos a manipular a voluntad a las demás personas". Déjeme
ver... (hago una rápida búsqueda en Bing).
Pues no encuentro ninguno, al menos no
con esa intención. Hay alguno que enseña técnicas de manipulación con el
objetivo de que te aprendas a defender de las mismas, algo de psicología barata
y poco más.
¿Ves? La palabra está totalmente
estigmatizada y las personas manipuladoras son consideradas una lacra social.
Y, como comentaba antes, la reacción
ante la palabra (no la quiero mencionar) es irracional, porque como saben los
estudiosos de la comunicación, TODA COMUNICACIÓN ES MANIPULACIÓN. Hasta
cuando decimos buenos días a alguien, estamos esperando que nos conteste de la
misma forma. Nuestro tono de voz, el volumen, las palabras en concreto, todo
está diseñado para "manipular" la atención de la persona en ese
momento y lograr que nos conteste. En el fondeo, debemos admitir que nos agrada
que los demás hagan las cosas como nosotros pensamos que se deben de hacer.
Los comerciales y vendedores de todo el
mundo atestiguan mi anterior afirmación y dan fe de que así piensan y viven.
Pero si queremos usar la palabra de forma correcta debemos solo hacerlo en el
contexto correcto. Debemos re expresar la forma en que nos referimos a la
palabra.
En realidad, cuando nos comunicamos con
las personas, no queremos manipularles a ellos, lo que deseamos es manipular su
percepción, su atención. Y a este proceso se le conoce como PERSUASIÓN o
INFLUENCIA.
"La persuasión es, a menudo, más
efectiva que la fuerza", Esopo, fabulista griego.
Vamos, piénsalo bien. ¿Qué hace que las
personas decidan comprar un producto en lugar de otro cuando existen hoy en día
tantas ofertas y tan parecidas entre sí en el mercado? Las calidades y
características de los productos, inclusive los precios, son indistinguibles,
y, sin embargo, las personas decidimos comprar uno de entre varios, aunque
luego no sepamos explicar nuestra decisión. De alguna forma los distinguimos y
establecemos una mejor percepción sobre el producto o servicio que finalmente
compramos
"La publicidad es fundamentalmente
persuasión, y la persuasión es indudablemente un arte, no una ciencia",
William Bernbach, notable publicista norteamericano.
La pregunta entonces es: ¿la persuasión
es moralmente válida? ¿Es ética? Y la respuesta es que depende de qué estemos
tratando de lograr o conseguir. Es el objetivo el que no sería ético o moral en
todo caso, no el procedimiento.
Es más, los estudios realizados por
Howard Gardner, Peter Solovey, Wayne Payne, Stanley Greenspan, John D. Mayer y
hábilmente popularizados por Daniel Goleman en su libro Inteligencia EMocional,
demuestran que la persuasión, capacidad presente en las habilidades
interpersonales, ocupa un lugar primordial a la hora de entender por qué las
personas experimentan éxito social y económico.
En resumen, la persuasión, de la misma
forma que las demás habilidades blandas que conforman la Inteligencia
Emocional, se puede y se debe de aprender.
¿Cuáles son las técnicas cuyo dominio
determina nuestra capacidad de persuadir o influir? A lo largo de los últimos
30 años he reunido suficiente información al respecto como para haber logrado
descubrir las más elegantes y eficaces técnicas de la persuasión y la
influencia. Desde Robbins hasta Cialdini, he dedicado todos estos años a
estudiar a los más importantes y destacados expertos en esta área. Y es
importante comentar que estos expertos no son necesariamente académicos, sino prácticos
y con evidentes resultados sostenidos en el tiempo, más allá de los años y de
los cambios sociales.
Después de estudiar a las personas más
persuasivas del mundo, estas son las técnicas o Dominios a aprender en el
arte de la Influencia y de la Persuasión que todos ellos dominan, aun sin
saberlo en algunos casos:
Dominio de los
Sistemas Representacionales, entender cómo los
seres humanos perciben la realidad, la estructuran en su interior y le dan
sentido. Qué cosas o estímulos eliminan sistemáticamente y qué otros, por el
contrario, permiten que integren su interpretación de la realidad y de forma
automática o inconsciente.
Dominio de los Modelos
de Presentación Persuasiva entendiendo
perfectamente las 6 Leyes Universales del Influencia y cómo usarlas, y
aprendiendo a manejar con elegancia y eficacia los Canales de Salida para
interrumpir patrones neurológicos y conversacionales.
Dominio del Lenguaje
de Precisión, el Metamodelo Representacional Lingüístico. Al comunicarnos con precisión somos capaces de
llevar la atención de nuestros oyentes hacia precisamente los aspectos que los
van a llevar a comprar o decirnos que sí. Esta es la esencia de la Influencia
elegante.
Dominio de los
Anclajes. Los anclajes son asociaciones
automáticas e inconscientes entre un estímulo y un estado emocional. Si
dominamos este arte, el de crearlos, seremos capaces de hacer que las personas
asocien el sentimiento o emoción que deseemos con nuestra idea, producto,
servicio o con uno mismo. Los anclajes son un elemento esencial en el proceso
de persuasión.
Dominio de la
Inducción Emocional. Al comunicarnos inducimos emociones y
lo hacemos con nuestro cuerpo, con nuestras palabras y con nuestra voz. Guiamos
al cliente a sentir y si no controlamos el proceso de inducción emocional, los
sentimientos de nuestros clientes estarán fuera de control y por lo tanto todo
el proceso de venta estará sin rumbo fijo. Puede ser que vendamos, pero no
seremos capaces de repetir el proceso una y otra vez, como lo hacen las
personas más persuasivas del mundo.
Dominio de la Hipnosis
conversacional. Para pocas personas es un secreto
todavía que la hipnosis es efectiva a la hora de cambiar conductas. La HC
(Hipnosis Conversacional) fue desarrollada por Milton Erickson, el mejor
hipnoterapeuta de todos los tiempos. A través del dominio de la HC seremos
capaces de integrar ciertas sugestiones positivas acerca de nuestros productos
o servicios que permanecerán en su inconsciente uy definirán el tipo de
decisiones que tomarán las personas acerca de lo que les presentemos.
Estas 6 técnicas o
dominios de la persuasión deben de ser aprendidas por cualquier persona que
seriamente considere conseguir beneficios económicos en la vida moderna, y en
todas las áreas, no solamente en las comerciales. No sirven para engañar o
mentir, pero lo que sí dan es congruencia, lo que permiten es que lo bueno sea
percibido como bueno y lo bonito sea percibido como bonito. Tampoco requieren
de la persona que desea aprenderlos altas dotes intelectuales o años de
estudio. Cualquier persona puede dominar estas técnicas en unos cuantos días de
práctica. Y es precisamente lo que un buen Coach debe de dominar y enseñar a
sus coachies.
Y si en el futuro alguien te dice que
eres un manipulador, tal vez le puedas decir algo así como: "Por supuesto.
Y, además, tengo un certificado que lo prueba". Eso sí, con elegancia y
distinción, porque lo que eres es un excelente comunicador.
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