jueves, 19 de noviembre de 2020
martes, 25 de agosto de 2020
Se emborrachan a mis costillas, parte 3
En el episodio pasado…
El gerente de alimentos y bebidas aparece sorpresivamente y solicita estar presente en una reunión de revelación de áreas de oportunidad al dueño de una cadena hotelera en torno a unas puntas de filete al chipotle. Una tormenta perfecta se estaba fraguando. En este episodio, el consultor revelará el secreto en la gestión que le fue enseñado por su antiguo jefe Bill.
Y entonces…
Juan, el propietario, le indicó con un gesto al gerente, Mario, que podía sentarse e inmediatamente le dijo, “Cómo ves Mario, que nos roban en los bares”.
“Ja -sonrió Mario-, esa historia ya me la sé. Lo que me interesa es saber cómo lo podemos evitar. Personalmente creo que es imposible eliminarlo. Tendría que estar con ellos 24 horas al día y eso es imposible”, comentó.
martes, 18 de agosto de 2020
Se emborrachan a mis costillas, parte 2
Una reunión en el restaurante de un hotel para descubrir
las áreas de oportunidad en la gestión de la cadena de hoteles a su dueño, en
torno a unas exquisitas, aunque de origen cuestionable, puntas de filete al
chipotle.
El ambiente se iba caldeando ante la inminente revelación
de áreas de oportunidad de los hoteles, razón principal de la reunión. Aunque
algunas personas, de ego grande y descontrolado, no aceptan estos comentarios
con amabilidad y apertura, yo pensaba que Juan reaccionaría diferente y estaría
atento a mis hallazgos con entusiasmo, ese entusiasmo del que sabe y acepta que
todo se puede siempre hacer mejor.
Sin embargo, decidí aplicar la técnica llamada vacunación
antes de empezar a hablar. Le dije “Juan, como exitoso empresario que eres
sabrás perfectamente que las cosas negativas que te voy a contar en realidad son
positivas porque te muestran cómo ganar más dinero todavía en tus hoteles,
¿verdad? Finalmente, no me tienes aquí para contarte todas las cosas que hacen
bien, y que ya conoces. Eso sería una pérdida de tiempo, ¿estás de acuerdo?”.
“Así es – asintió Juan enfáticamente- en realidad espero
que hayas encontrado muchas cosas que mejorar”. Su respuesta era, después de
todo, más que predecible. Todavía no conozco a nadie que esté dispuesto a afirmar
y defender la obscura idea de que nada puede mejorarse. Nunca he encontrado a
alguien de estos niveles de poder decirme “En verdad que no me interesa qué se
puede hacer mejor. Te invité a desayunar solo para hacer crecer un poco más a
mi ego y que me cuentes lo maravillosos que somos”. Improbable que esto ocurra.
Así que, con el campo abonado, decidí que podíamos
empezar a revisar los hallazgos de la semana anterior y empezar a plantar la
semilla del cambio en la empresa, porque, como todo buen consultor sabe, si
queremos que la empresa cambie el primero que tiene que cambiar es el dueño.
La reunión se prolongó mucho más allá del desayuno por lo
que, en aras de ser breve solo resumiré los aspectos de mejora que compartía
esa mañana:
·
Las reglas de conducta (horas de
entrada, de salida, uniformes) no estaban siendo respetadas por el personal y
los gerentes no estaban reforzando su cumplimiento.
·
Los gerentes y supervisores no
realizaban supervisión del trabajo, Simplemente reaccionaban, generalmente
tarde, cuando algún problema surgía. Claro, siempre y cuando se enterasen del
problema.
·
Las quejas de los clientes no estaban
llegando oportunamente a la dirección del hotel. Estaban siendo filtradas por
el personal de recepción.
·
Las camaristas no realizaban las
limpiezas de las habitaciones siguiendo los estándares establecidos. Con frecuencia
usaban toallas limpias para limpiar los baños, no dejaban las amenities (palabra
anglosajona que hace referencia a dotaciones de jabón, champú o pasta dental
que algunos hoteles proporcionan para comodidad de los huéspedes) en las
habitaciones dando mala imagen y el papel higiénico era también utilizado para
secar porque “seca mejor que nada”, según comentarios de las mismas camaristas.
Además, tardaban en exceso en las limpiezas con lo que se incurría en tiempo
extra innecesario.
·
En el servicio de alimentos y bebidas a las
habitaciones los huéspedes se quejan de que los camareros les piden propina aun
cuando la propina viene ya en el recibo.
·
Los empleados desperdician al menos el
50% de su tiempo en ineficiencias, retrabajos o pérdidas obvias de tiempo.
·
Y en los centros de alimentos y bebidas…
Y aquí entonces Juan me interrumpió amablemente y me dijo
“Espera, que ahora llamo al gerente de alimentos para que te escuche”.
“No”, exclamé, “por favor no. En todo caso primero te lo
cuento a ti y luego vemos como se lo contamos a él, porque si me escucha se va
a poner defensivo, va a creer que le estás echando la culpa y va a dejar de
apoyar el proceso de cambio. Mario no es culpable de lo que está pasando. Es
responsable pero no culpable”.
“Verás -me dijo Juan con cara de preocupación-. Tengo la
impresión de que se emborrachan a mis costillas en este hotel”.
“No es una impresión solamente”, comenté con firmeza. “Yo
te puedo asegurar que así es la situación. La mayoría de lo que se vende no
llega a tus bolsillos porque es robado. Pero se puede solucionar”, terminé mi
frase como un torero pasa el capote victorioso a un toro que acaba de embestir,
pero no acierta.
Como si supiera que estábamos hablando de él, Mario
apareció repentinamente, solicitando acompañarnos. La tormenta estaba gestándose
y podría convertirse en una tormenta perfecta.
Continuará y terminará en el siguiente episodio.